MADRID, España.- En una jornada histórica para el ajedrez, el 20 de abril de 1921 el cubano José Raúl Capablanca se alzó con la victoria en el match por el Campeonato Mundial de Ajedrez, al derrotar al legendario alemán Emanuel Lasker. Este triunfo marcó el inicio del reinado de Capablanca como campeón, un período que lo consolidaría como uno de los jugadores más dominantes de la historia.
En 1921, Capablanca finalmente tuvo la oportunidad de desafiar al campeón mundial reinante, Emanuel Lasker. El match, que se disputó en La Habana, fue una exhibición de la maestría de Capablanca. Cuando el cubano llevaba cuatro victorias, diez tablas y ninguna derrota, Lasker abandonó el encuentro, que estaba pactado a 24 partidas.
Emanuel Lasker había obtenido el título a los 25 años tras derrotar a Wilhelm Steinitz y es el campeón del mundo de ajedrez que más tiempo lo ha retenido, 27 años consecutivos.
El reinado de Capablanca como campeón mundial duró seis años, hasta 1927; fue derrotado por el ruso Alexander Alekhine. Durante ese período defendió el título con éxito en dos ocasiones, contra Alexander Alekhine en 1922 y contra Efim Bogoljubov en 1925. A pesar de perder el título ante Alekhine en 1927, Capablanca siguió siendo uno de los jugadores más respetados del mundo hasta su muerte en 1942.
Nacido en La Habana en 1888, Capablanca demostró un talento excepcional para el ajedrez desde temprana edad. A los cuatro años ya observaba a su padre jugar y a los cinco ya lo había derrotado. Su prodigio lo llevó a dominar rápidamente el juego; ganó el título de Campeón de Cuba a los trece años, que le pertenecía a Juan Corzo.
Su carrera ajedrecística se caracterizó por un ascenso meteórico. A los 22 años ya era considerado uno de los mejores jugadores del mundo, y en 1911 se consagró como el primer jugador no europeo en ganar un torneo internacional importante.
Al año siguiente de coronarse campeón, el 4 de febrero de 1922, jugó una simultánea de ajedrez en Cleveland (Estados Unidos) contra 103 jugadores; venció en 102 partidas. La simultánea de 1922 fue una de las más grandes de todas las que ofreció el genial trebejista.
Por todas sus victorias consecutivas y su estilo se ganó el apodo de “la máquina de jugar ajedrez”.
José Raúl Capablanca está considerado uno de los tres deportistas cubanos más importantes de las primeras décadas del siglo XX. Junto al esgrimista Ramón Fonst y el billarista Alfredo de Oro formó “la tríada de oro”, pues cada uno era la más grande figura en su deporte.
