Tiempos difíciles
Marvin Hernández Monzón, Cuba Press
LA HABANA, marzo - La semana del 20 al 27 de febrero fue convulsa, realmente. La isla está convulsa desde finales de 1999 y no por movimientos telúricos.
Pera la oposición interna y la prensa que labora fuera del control estatal, los tiempos son difíciles, no obstante algunos logros -por cierto a muy altos precios- como la IX Cumbre Iberoamericana, que la gran prensa del mundo llamó "La Cumbre de la Disidencia".
El 24 se iniciaron las detenciones en algunos puntos del interior del país. Desde el 22 se desató en la capital cubana, como una oleada, los arrestos. Las retenciones domiciliarias predominaron al despertar el día 25; ocurriría el juicio contra el Dr. Oscar Elías
Biscet, presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos.
Alrededor de 40 cubanos fueron impedidos de recordar el derribo de las avionetas de la organización Hermanos al Rescate, sucedido el 24 de febrero de 1996, por la fuerza aérea cubana, en aguas internacionales del Estrecho de la Florida, así como de asistir a los juicios
contra tres opositores, en el tribunal de 10 de Octubre, en la barriada habanera de la Víbora, el 25.
A contrapelo del acoso gubernamental, los grupos disidentes, de oposición y defensores de los derechos humanos, realizaron en todo el país veladas, ayunos, misas y otros actos, como homenaje a los cuatro pilotos pulverizados en el aire. Una biblioteca independiente que lleva el
nombre de uno de estos hombres se inauguró en la ciudad de Placetas, provincia de Villa Clara.
Durante el día 24, todos los puntos de reunión de la disidencia se mantuvieron bajo el escrutinio de los cuarteleros del pensamiento, pero no intervinieron por la fuerza en los inmuebles, como sucedió en diciembre en un poblado de la provincia de Matanzas, cuyos residentes
hacían ayuno por la libertad de los presos políticos y el respeto a los derechos humanos.
Los efectivos de la Seguridad del Estado visitaron a los opositores para advertir a los reunidos que no salieran del local con carteles, ni fueran a echar flores, pues el país, dada la coyuntura política, no estaba preparado para asimilar esos actos públicos.
Por su parte, el gobierno de la isla mantiene "tribunas abiertas" -más bien cerradas a la opinión libre y diversa- sobre el niño balsero Elián González Brotons, aún en Miami.
Con motivo de los juicios al Dr. Oscar Elías Biscet, Fermín Scull Zulueta y Eduardo Díaz Fleitas el 25, más de una veintena de cubanos, entre opositores y periodistas, fueron llevados a las celdas policiales o retenidos en sus domicilios. Los que lograron burlar el
cerco alrededor de la sala del tribunal, se replegaron ante las amenazas de encarcelamiento.
Elías Biscet salió a la palestra de la oposición al pronunciarse contra el aborto en el hospital donde trabajaba como ginecólogo. Junto con otros cuatro disidentes realizó un ayuno por 40 días con la solicitud de libertad para los presos políticos
y respeto a los derechos humanos. En el mes de octubre anunció una marcha pacífica para el 10 de noviembre, para llamar la atención de los mandatarios que asistirían a la Cumbre, sobre los tópicos en los que centra su lucha no violenta.
A tres años de privación de libertad fue sentenciado Biscet en la causa 19/2000 por los delitos de ultraje a los símbolos de la patria, desórdenes públicos e instigación a delinquir.
Scull Zulueta y Díaz Fleitas fueron sancionados a un año de cárcel el primero y a un año de limitación de derechos el segundo en la causa 20/2000, por responder a la convocatoria del Dr. Biscet para el 10 de noviembre de 1999, conocida desde entonces y
reflejada por la prensa del mundo como los sucesos del Parque Dolores. El juicio contra Oscar Elías obedeció en esta ocasión a que situó dos banderas cubanas en forma invertida para señalar que estaba en rebeldía contra el gobierno de la isla.
En este marco, la dirigencia de la Mayor de las Antillas levantó otra polvareda, que catalogó como "maniobra de la mafia de Miami", cuando un funcionario del Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos fue acusado de espiar para el gobierno de
La Habana.
Por cierto un cubano, naturalizado en EE.UU. y de ascendencia anticomunista, Mariano Faget, el que, según el informe del Partido Comunista del 22 de febrero, mantuvo reiterados contactos con diplomáticos cubanos, muchos de los cuales fueron "casuales" y en lugares públicos.
Puede que sea verdad y el señor Faget no sea agente cubano, pero da qué pensar que este representante del INS norteamericano se reunía con diplomáticos cubanos sin obstáculos, en lugares públicos.
En Cuba ningún funcionario de la Sección de Intereses estadounidense puede reunirse en el lobby de un hotel, ni en otro lugar, con periodistas o funcionarios cubanos, salvo que esté "autorizado". Mucho menos asistir a un cóctel o recepción.
Para el gobierno de la isla casi todos los diplomáticos norteamericanos son agentes de la CIA, dice el informe del PCC del 22.
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