En vísperas de un Congreso
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, agosto - Al conversar con Roberto de Miranda, presidente del Colegio de Pedagogos Independientes de Cuba, pude percatarme de que se encontraba preocupado. El Colegio quiere celebrar un Congreso a finales de este año, con el objetivo de analizar la educación en Cuba a
partir de 1959 desde una óptica realista y despolitizada, aunque cada vez se hace más visible la labor de la policía política para impedirlo.
Después que el norteamericano Douglas W. Schimmel visitó a Roberto de Miranda a principios de este mes para entregarle libros infantiles, entre los cuales había clásicos tales como "La vuelta al mundo en ochenta días", el presidente del Colegio sufrió
el pasado 7 de agosto la "visita" de un oficial de la Seguridad del Estado llamado Chong. Este gendarme le decomisó los ocho libros donados por el estadounidense y le reclama a Roberto de Miranda que "el extranjero te dejó 500 dólares" lo cual -apunta la víctima-
"ellos sabían que era falso". El policía Chong agregó, refiriéndose al ciudadano americano, que "está en Villa Maristas porque visitó a varios disidentes". Villa Maristas es el cuartel nacional del Departamento de la Seguridad del Estado,
cuerpo represivo conocido por las siglas DSE o G-2.
El miércoles de esa misma semana otro extranjero visita al Profesor de Miranda, con el propósito de entregarle unas medicinas destinadas a su esposa que es una asmática crónica. El extranjero había viajado desde Camagüey para entregar los medicamentos por
lo que Roberto le pide se quede a dormir esa noche en su modesta vivienda. Al otro día, jueves, se aparece un oficial del Ministerio del Interior (MININT) con una citación policial pues, según expresó, habían recibido una denuncia de que tenían a un
extranjero en calidad de huésped ilegal, porque en Cuba se necesita un permiso del gobierno para alquilarle a cualquier persona. Sin embargo, aunque la policía política sabe que la vivienda del profesor de Miranda está en tan malas condiciones que nadie la alquilaría
ni por una hora, el militar lo amenazó con ponerle una multa de mil dólares y con que la casa permanecería bajo estricta vigilancia policiaca.
Al siguiente día, viernes, una inspectora se persona en el inmueble de Roberto de Miranda buscando "a uno de los derechos humanos". La mujer informó que había recibido una denuncia (no dijo de quién) de que tenían a un extranjero alquilado, y le
notificó que le podían quitar la vivienda. La funcionaria revisó la casa. El Profesor de Miranda le mostró hasta el refrigerador vacío. Al marcharse, la mujer terminó su gestión en el Comité de Defensa de la Revolución de la cuadra,
donde expresó públicamente: "Estoy apenada de ver cómo vive ese hombre con su familia". Evidencia de que allí no se alquila, y mucho menos a extranjeros.
En Campanario #354, donde vive Roberto de Miranda, radica una biblioteca independiente. Allí, en las paredes, se puede ver una veintena de dibujos infantiles. A pesar del sistemático y constante hostigamiento del DSE, este maestro cubano se complace, al decir suyo, "con lograr
una sonrisa en los niños" por medio de la todavía insuficiente cantidad de libros para niños y juguetes con que cuenta la biblioteca gracias a la ayuda humanitaria de personas que han hecho sus donativos.
Pero, no obstante la persecución y los abusos en contra de él y de su familia, el Profesor Roberto de Miranda afirma categóricamente que el Congreso de los pedagogos independientes se llevará a efecto, y para ello ya cuentan con ponencias provenientes de todas las
provincias del país.
Ojalá que algún día nuestra sociedad alcance la suficiente madurez para escuchar a quienes piensan diferente a la política del gobierno, y que nuestros gobernantes comprendan que ellos no tienen la última palabra.
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