Más
de lo mismo
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, abril - El XVIII Congreso de la oficialista Central de
Trabajadores de Cuba (CTC) se efectuará a fines de abril. Como en
anteriores versiones, tiene por objetivo respaldar el sistema económico,
político y social que tras 42 años de aplicación ha
conducido a la nación a la crisis más profunda y prolongada de su
historia.
Esta aseveración no proviene de conjeturas carentes de base, sino de
la observación de una práctica vigente desde hace muchos años
por la cual los trabajadores han sido convertidos en meras piezas del engranaje
estatal y los sindicatos en poleas transmisoras de las decisiones del poder
burocrático establecido.
Si alguna duda hubiera quedaría disipada con la lectura de las tesis
preparatorias del Congreso y su discusión en la base, que indican
claramente una repetición de anteriores eventos de este tipo. Las tesis,
cargadas de ideología, no son más que la reiteración de las
consignas oficiales del momento, y si en algunas de sus partes se reconocen los
terribles efectos de la crisis sobre los trabajadores es para, inmediatamente,
buscar justificaciones.
La dolarización de la economía -que ha dividido a los
ciudadanos entre quienes tienen acceso a la moneda norteamericana y quienes no
la poseen, estableciéndose de hecho una situación inaceptable de
privilegios- se juzga en las tesis como: "Entre las medidas que fue
imprescindible adoptar".
Asimismo, se llama al combate de las crecientes actividades delictivas en
los centros de trabajo sin remitirse a las raíces del problema que
radican en que el salario resulta insuficiente para vivir y mucho menos para
sostener una familia, a lo cual se agrega un generalizado descontrol sobre los
recursos y la gestión económica en su conjunto, creándose
así un clima propicio para el robo, la especulación, el engaño
y otras lacras, con sus consecuencias degradantes para los trabajadores y la
sociedad.
Con respecto al llamado Perfeccionamiento Empresarial, en el Congreso se
persigue ratificar la política de utilizar el movimiento obrero en un
proceso impuesto desde arriba y lleno de restricciones para las empresas,
elaborado bajo una concepción estatista y unilateral que no toma en
cuenta la indispensable transformación del adverso ambiente económico
en que éstas se desempeñan.
Resulta evidente que en ningún momento se encuentra en el programa
del Congreso discutir las verdaderas causas de la crisis y sus demoledores
efectos sobre la clase obrera que, como se conoce, se deben a la interminable
permanencia de un sistema fracasado, bloqueador del desarrollo y la prosperidad.
Por el contrario, de nuevo se quiere insistir en una gastada retórica
dirigida a hacer creer a los trabajadores en la supuesta existencia de un Estado
representante de sus intereses, cuando lo que persiste es el dominio totalitario
de una inmensa burocracia interesada únicamente en hacer cumplir sus
designios y preservar su poder.
Sin duda alguna, puede vaticinarse que la realización del XVIII
Congreso de la CTC será la repetición de una vieja película
vista muchas veces. O sea, más de lo mismo.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente. |