Fuentes del Gobierno dijeron que la intención es repetir el voto
de condena
Juan Gasparini. Ginebra.
Clarín digital, abril 18,
2001.
En el preludio de la visita de Fernando de la Rúa a la Casa Blanca y
con la etiqueta de "lamebotas de los yanquis" que le puso Fidel Castro
al Gobierno como telón de fondo, Argentina revelará hoy si vuelve
a condenar a Cuba por violaciones a los derechos humanos.
A juzgar por las consultas con organismos humanitarios internacionales sobre
la situación en la isla y por las justificaciones oficiales que en su
momento recibieron los aliancistas Raúl Alfonsín y Chacho Alvarez,
inclinados a la abstención, la Cancillería repetirá su
cuestionamiento al régimen castrista.
Fuentes del Gobierno dijeron que la intención es repetir el voto de
condena. Y lo confirmaron dos fuentes norteamericanas consultadas en Ginebra por
Clarín.
La decisión de la Argentina de no anticipar su voto responde,
primero, a las dificultades que tendrían los Estados Unidos para juntar
los votos de condena. Luego, a la necesidad de no abrir un frente interno en
torno al tema. Pero por lo demás, ya está tomada.
A pesar de que un pedido de Francia en favor de una enmienda amenazó
con postergar e incluso suspender la votación, la Comisión de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas se pronunciará hoy.
No es un voto cualquiera. Luego de las "relaciones carnales" que
el menemismo eligió para su alineamiento con EE.UU., la llegada de la
Alianza al poder despertó expectativas de cambio en Cuba.
El año pasado, De la Rúa copió la postura de Menem y
ordenó la condena. Ayer, el ex presidente recomendó seguir en esa
línea.
Esta vez, Fidel Castro trató de forzar un debate en la dirigencia
local. Fue cuando ironizó sobre la dependencia argentina de Washington y
cuando dijo que el Gobierno podría colgar la bandera norteamericana del
Obelisco. La Cancillería contestó con el retiro del embajador en
La Habana, Oscar Torres Avalos.
Las relaciones diplomáticas se tensaron aún más con
explosivas declaraciones del embajador cubano en la Argentina, Alejandro González
Galeano, quien habló de "conjura", "traición"
y de "puñalada por la espalda" de la Casa Rosada. Ayer, el
diplomático negó que en Cuba se violen los derechos humanos y pidió
que Argentina no asuma "un voto trucho".
De la Rúa y el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini son los
responsables directos de la postura argentina. Además de Alfonsín
y Alvarez, se oponen a condenar a Cuba una docena de diputados aliancistas y las
dos CGT.
En Ginebra, el panorama es incierto. La iniciativa francesa, que contó
con el apoyo de España, Italia y Portugal, consiguió quitar un párrafo
que consideraba ambiguo y "perverso" por una redacción
alternativa más clara, que supone algún tipo de crítica al
embargo de los EE.UU. sobre la isla.
El texto original pedía intensificar esfuerzos para mejorar la
situación de los derechos humanos y el bienestar económico de los
cubanos, y que para lograrlo se debían "tomar medidas para ayudarlos
a encontrar una mayor libertad".
Francia objetaba ese párrafo por considerarlo un "llamado a la
insurrección". Y logró que se incluya una enmienda que
modifica la fórmula original y sugiere que "los Estados tomen
medidas para mejorar la condición económica" de los cubanos.
Por lo tanto, cuestiona el embargo contra Cuba, pero sólo de manera
velada.
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