Verano con
dificultades de transportación
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, julio - El verano es época de vacaciones. Los ciudadanos
tratan de escapar del tórrido clima dirigiéndose a las playas y
otros sitios de esparcimiento o visitan a familiares y amigos residentes en
lugares distantes. Como es lógico, esos propósitos incrementan las
demandas del transporte.
Sin embargo, en esta ocasión existen serias limitaciones para
realizar las actividades mencionadas lo que se desprende de las declaraciones
formuladas por el ministro de Transporte, Alvaro Pérez Morales, al periódico
Juventud Rebelde el primero de julio, donde señaló que "el
reforzamiento o no del transporte en los meses de julio y agosto corresponderá
a decisiones territoriales. A partir de la disponibilidad de recursos y equipos,
sobre todo de combustible en cada municipio y provincia".
Además, el ministro subrayó: "No es posible incrementar
ni una salida de tren, ni una salida de ómnibus. No tenemos ni el
equipamiento ni el combustible necesario, este último atraviesa por una
situación bastante tensa".
El problema de la transportación de pasajeros en Cuba no es nuevo.
Antes del llamado "período especial", este servicio era
bastante deficiente, pero con la pérdida de las enormes subvenciones
provenientes del este de Europa el estado de esa actividad resulta catastrófico,
como indican las estadísticas disponibles.
Pasajeros transportados por las empresas estatales
especializadas
Unidad: Millones de pasajeros
CONCEPTO |
1990 |
1999 |
TOTAL |
2721,2 |
539,0 |
Ferroviario |
25,9 |
13,7 |
Omnibus |
2522,2 |
485,6 |
Autos |
159,6 |
33,1 |
Otros transportes |
13,5 |
6,6 |
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FUENTES: Anuarios Estadísticos de Cuba, años
1998 y 2000.
Como puede apreciarse en el cuadro, entre 1990 (cuando comenzó el período
especial) y 1999 (último año del que se tienen estadísticas)
los pasajeros transportados por las empresas estatales especializadas se
redujeron en un 80,2 por ciento, lo cual brinda una idea del pronunciado
descenso acaecido, sin que hasta el momento pueda observarse una significativa
recuperación.
A su vez, el parque de vehículos se ha reducido drásticamente.
Si en 1990 los ómnibus existentes para el transporte estatal de pasajeros
eran 15,864, en 1999 sólo alcanzaban la cifra de 5,919 y funcionaban con
grandes restricciones de combustible, acumuladores, neumáticos y piezas
de repuesto en general. Esta situación está presente también
en otros tipos de equipos automotores y en el transporte ferroviario.
La solución que se ha buscado para paliar la crisis ha sido la
utilización de la bicicleta en gran escala, la compra de vehículos
de pasajeros de segunda mano, y se han recibido equipos donados, por lo regular
de uso. Omnibus utilizados por varios años en el turismo y con un alto
grado de desgaste se emplean en la transportación interprovincial.
En los últimos tiempos se ha comenzado a ensamblar ómnibus en
una planta cercana a la ciudad de La Habana, pero dándole prioridad a los
destinados al turismo. En el 2000, en esta planta se produjeron 224 unidades, de
las que 212 se destinaron a ese fin, según informó la prensa
extranjera.
El parque vehicular existente, compuesto por unidades con muchos años
de explotación, tiene adicionalmente que prestar los servicios en
condiciones muy difíciles, al transitar por vías en pésimo
estado, sobrecargado de pasajeros por encima de sus posibilidades técnicas,
sin el mínimo de mantenimiento y carente de un suministro adecuado de
componentes y piezas de repuesto.
El transporte escolar, por ejemplo, está compuesto por equipos
construidos sobre chasis de camiones soviéticos, tienen más de 15
años de explotación, como reconoció el propio ministro Pérez
Morales en la entrevista citada, y ahora son utilizados en incesantes
movilizaciones políticas que aceleran el término de su vida útil.
En estas complejas condiciones, sólo el transporte privado ha podido
aliviar la situación. Se trata de viejos autos y camiones principalmente
de los años 50 o más antiguos, que a su vez han mostrado un
evidente ejemplo de lo que significa la iniciativa y el poder creador de los
cubanos, pues sin piezas de repuesto ni recursos han hecho funcionar vehículos
que en otras partes del mundo únicamente pueden verse en museos.
Para resolver la crisis del transporte en Cuba se necesitarán grandes
inversiones y, de acuerdo con las posibilidades económicas, el país
carece de opciones para poder enfrentar esta tarea. El parque vehicular, inmerso
en un continuado proceso de descapitalización, irá colapsando
incesantemente por lo que las dificultades afrontadas por los ciudadanos hoy
podrían verse agravadas en un futuro próximo.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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