Rosa Townsend | Miami. El
País, 24 de julio de 2001.
El anticastrismo radical de Miami está de luto. Y de estampida. La
facción ultraderechista que durante 20 años había dominado
el exilio e influido decisivamente en la política norteamericana hacia
Cuba ha sido derrotada dentro de su propio partido, la Fundación Nacional
Cubano-Americana (FNCA), por el ala moderada, que ha dado un golpe de Estado
para limpiar la imagen de intolerancia fraguada durante la saga del niño
Elián González. El forcejeo ideológico comenzó hace
un año, pero se ha precipitado este fin de semana con las deserciones de
preeminentes directores históricos.
Estas deserciones se produjeron justo antes de que el congreso anual de la
FNCA aprobara un plan para la transición política en Cuba en el
que los disidentes de la isla, y no los exiliados, son los principales
protagonistas.
Desde los tiempos de Elián, la consigna en las filas de la FNCA ha
sido 'renovarse o morir'. Y la vieja guardia prefirió seguir con las
botas del enfrentamiento puestas antes que plegarse a la política de
compromiso del sector reformista encabezado por el presidente, Jorge Mas Santos,
hijo del difunto y combativo fundador, Jorge Mas Canosa. El delfín provocó
un enorme revuelo en el avispero del exilio días atrás al promover
la celebración de los premios Grammy latinos en Miami con artistas de la
isla, algo 'impensable' para los ortodoxos que se precian de boicotear las
actuaciones de cubanos en esta ciudad. Inmediatamente pidieron su dimisión
acusándolo no sólo de traicionar el legado de su padre, sino de
actuar dictatorialmente y por motivos mercantilistas en vez de patrióticos.
Además de los Grammy, el último detonante de la crisis -diseñada
por Mas Santos- fue un proyecto para suavizar el tono de las emisiones radiofónicas
a Cuba de la Voz de la Fundación. El jueves dimitió abruptamente
Ninoska Pérez Castellón, la presentadora del hasta ahora programa
estelar caracterizado por ácidos ataques al régimen de La Habana.
La histórica portavoz de la FNCA arrastró en la renuncia a su
marido, el ex preso político Roberto Martín Pérez.
La salida de la pareja se suma a la de al menos otros seis dirigentes
radicales, entre los que figura el hombre al que Mas Canosa entregó en su
lecho de muerte la antorcha anticastrista, Alberto Hernández. La escisión
de este núcleo duro amenaza con desencadenar un dominó de
deserciones. De momento, los disidentes discuten una nueva formación política
que recoja los viejos dogmas.
A Mas Santos no le preocupa el cisma: 'La Fundación es como un tren,
unos suben y otros bajan, pero al final llegaremos a nuestro destino'. La parada
final es una Cuba democrática con elecciones libres en la que el actual líder
de la FNCA aspira a desempeñar un papel político y económico
-Mas Santos dirige el imperio empresarial heredado de su padre-. Pero hay obstáculos
en el camino.
Vientos de cambio
De ahí que los nuevos vientos de cambio en las filas de la Fundación
soplen no sólo por la agonizante ideolología ultra, ni por el
papelazo internacional que hicieron con Elián, ni siquiera por el natural
relevo generacional, sino, ante todo, por la pérdida de influencia en
Washington. El hilo de comunicación segado cuando desafiaron al Gobierno
federal por la custodia de Elián no se ha restablecido con el ascenso de
un presidente republicano a la Casa Blanca.
George W. Bush no olvida que la Fundación no se volcara a su favor
durante la campaña electoral. Hace unos días, el presidente les
envió un claro mensaje de que los intereses de EE UU se anteponen a los
de la FNCA y suspendió la aplicación del título III de la
ley Helms-Burton, que hubiera permitido a los cubanoamericanos demandar en
Estados Unidos a empresas extranjeras (incluidas las españolas) que
negocien en sus propiedades confiscadas en Cuba. El embargo sigue siendo la
pieza clave de la partida que juega la FNCA con Washington. Pero se la está
ganado el creciente movimiento a favor del levantamiento del bloqueo comercial,
alentado por el lobby empresarial y por un amplio sector republicano. El
ambiente a favor de la normalización de relaciones con La Habana ha
obligado a la nueva casta de la FNCA a forjar alianzas con demócratas y
republicanos. Por si acaso. 'Todo es un puro teatro de intereses. Por una parte,
el embargo es su arma, porque quieren que todos los negocios del futuro en Cuba
pasen por sus manos, y, por otra, no les interesa la imagen de intolerancia,
porque afecta a sus negocios en Estados Unidos', sostiene el presidente de
Cambio Cubano, Eloy Gutiérrez Menoyo, que está en el centro del
espectro político del exilio. Cree no obstante que, 'si por ambición
son capaces de hacerlo medio bien, pues bienvenida sea la moderación política'.
Aún es pronto para determinar si la moderación es cosmética,
pero los escépticos creen que son 'distintos líderes con los
mismos collares', y citan como ejemplo la prioridad de la nueva estrategia
anunciada por Mas Santos: buscar el enjuiciamiento de Fidel Castro en algún
tribunal del planeta y no esperar a que la historia lo absuelva.
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