Dar la cara
Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro
LA HABANA, julio - La prensa oficial cubana ni informa ni investiga ni
opina. Sólo da la cara. Presta su nombre. Firma lo que le autorizan para
que traslade al público. Leer un periódico, escuchar la radio, ver
la televisión es estar en contacto con las investigaciones de los órganos
estatales, con las opiniones de los funcionarios estatales, con las
informaciones que permiten los órganos y los funcionarios estatales. Los
periodistas son simples poleas de transmisión.
El aparato divulgativo gubernamental está basado en la propaganda política.
Sólo se da a conocer aquello que es de interés para el poder
establecido. No se termina una campaña cuando empieza otra. Todos los
medios de comunicación, en poder del estado, se ponen en función
de los objetivos trazados para la consecución de ciertos efectos o
resultados. Se atiborra a la población por todas las vías posibles
de conceptos manipulados y únicos que no le permiten discernir. Se
solapan o escamotean aristas que puedan resultar contradictorias. La verdad que
proponen es absoluta e irrefutable.
Al no existir, internamente, otra prensa que contrapuntee con la oficial, la
información que brindan se torna inapelable asidero para cualquier análisis
y la población se confunde y cree válidas las versiones ofrecidas.
Anda la opinión pública parcializada y manca. No es capaz de ver más
que aquello que le muestran. Frente a ello no tienen otra alternativa que
enceguecerse con el barraje propagandístico que los sobresatura o
evadirse de una realidad que ningún medio de comunicación les
muestra en su totalidad.
Así los periodistas devienen meros instrumentos al servicio de un
adoctrinamiento constante que no requiere de más técnica ni más
estilo que la intención marcadamente propagandística de sus
textos. Todos hablan o escriben con la misma voz y el mismo lenguaje. Su
discurso es repetitivo, monótono y letánico. El mismo tema es
abordado a diferentes niveles de comprensión, pero sin que varíe
en un ápice la línea directriz que lo rige. Se consume lo mismo en
Granma que en Pionero, en Juventud Rebelde que en Somos Jóvenes, puesto
que las orientaciones editoriales proceden del mismo sitio: el Departamento de
Orientación Revolucionaria del Partido Comunista de Cuba.
No puede hablarse, pues, de que en Cuba exista otro periodismo, claro está,
con sus ineficiencias, torpezas, manquedades, intenciones, ineptitudes,
aciertos, virtudes, que el independiente. El oficial es puro discurso, pura
propaganda, puro compromiso político desmañado y rígido,
deslucido e inverosímil. El independiente es, por lo menos, una opción
diferente dentro del aburrimiento y que también da la cara, aunque de
otra forma, y corriendo el riesgo de que se la rompan.
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