"Telefonistos"
en La Habana
Manuel David Orrio, CPI / CubaNet
LA HABANA, octubre - Por ver está si es un golpe contra el machismo o
contra el feminismo, pero lo cierto es que el sistema capitalino de la monopólica
Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA) decidió aceptar a
hombres para ocupar plazas de operadores telefónicos en sus servicios de
información pública, empleo reservado tradicionalmente a las
mujeres.
Nada nuevo si se observa en perspectiva nacional. Aceptar a hombres para ese
puesto ya es práctica común en el interior del país, desde
donde se reportan ventajas y desventajas. Por las primeras, se logró
mayor disciplina laboral al reducirse la probabilidad de inconvenientes
presentados por las féminas debido al horario laboral caracterizado por
turnos rotativos. Por las segundas, hubo quejas sobre la conducta de
homosexuales que accedieron a esas plazas y se involucraron en el particular
ambiente de enredos femeninos propios del mundillo de las telefonistas.
Por lo pronto, en La Habana, ETECSA libró la convocatoria para ocupar
cuarenta puestos, según fuentes, y en el primer día se presentaron
más hombres de los esperados. Al parecer atraídos por la
remuneración relativamente buena para las condiciones isleñas, así
como por otras ventajas laborales propias del monopolio telefónico
cubano.
Sin embargo, no puede perderse de vista el enfoque que por ahora parece
darse: la decisión estaría motivada por el eventual reconocimiento
de mayor disciplina laboral de los hombres, beneficiados por el particular
contexto de manifestación del machismo "a la cubana". Sobre
ellos cae con muchísimo menos peso la llamada segunda jornada laboral.
Los hombres no se embarazan, no solicitan licencia de maternidad ni tienen
dificultades asociadas directamente al déficit de matrícula en los
círculos infantiles (jardines de la infancia). Cuando los hijos se
enferman su mayor tiempo de cuidado recae sobre las madres, aunque justo es
consignar el surgimiento de actitud masculina más participativa en ese
sentido.
Otro aspecto, a juzgar por los informes parece establecer a priori cierta
actitud discriminatoria hacia los gays -tómese nota: las fuentes no
pronunciaron la palabra "lesbiana"- quienes serían objeto de
ese extraño juicio según el cual debe esperarse de ellos conductas
conflictivas, como si no existieran machos remachos bien pero bien conflictivos.
Entretanto, medio en broma medio en serio, las telefonistas capitalinas se
hacen muy concretas preguntas sobre las condiciones laborales que surgirán
de incorporarles a hombres como colegas de oficio. ¿Compartirán los
mismos baños, el mismo sitio donde se ubican las taquillas personales? ¿Se
aceptará semejante pérdida de privacidad?
El elemental respeto a la dignidad humana ordena que si la decisión
se materializa las condiciones laborales creadas en ese nuevo escenario deben
incluir consideraciones hacia el derecho a la privacidad entre géneros.
De lo contrario, aún suponiendo indiscriminación a la hora de
otorgar plazas en el futuro, ya de inicio las mujeres salen perdiendo en cuanto
a condiciones de trabajo, injustificadas doblemente por ser ETECSA empresa de
abundantes recursos, de seguir a su imagen corporativa.
Por cierto, según fuentes, la presencia de hombres como operadores
telefónicos en el interior del país no toma en cuenta esa exigible
privacidad. Todo un dato que no deja de hacer pensar en el modo con que parece
ETECSA echar por la borda la acción afirmativa de reservar ciertos
empleos para mujeres, en país cuyos datos en Naciones Unidas colocan a la
igualdad y potenciación de géneros entre signos de interrogación.
Por lo pronto, las telefonistas capitalinas hacen bromas sobre los "telefonistos".
Quieren "piezas de buen ver" y no tienen problemas con los gays. Para
ellas son simpáticos.
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