Ese también
es mi país
José Antonio Fornaris, Cuba Verdad / CubaNet
LA HABANA, septiembre - Tengo en Estados Unidos a algunos de mis grandes
afectos. Entre ellos a mi hija; a mi nieta, que nació en Miami el 22 de
julio último, y a un hermano que vive en Nueva York. Allí también
tengo muy buenos y queridos amigos. De hecho, Estados Unidos es también
un poquito mi país, pero de esto no me había dado perfectamente
cuenta hasta que supe de los siniestros actos de terrorismo realizados contra
esa nación este martes.
¡Horrible! Y el sentimiento de pena y la angustia por lo ocurrido fue
intenso, tanto que llegué a sentir dolor físico. Comprendí
absolutamente por qué José Martí lloró por la muerte
de Abraham Lincoln sin haber conocido a Lincoln.
Creo que no existe ningún cubano que no tenga algún familiar
en Estados Unidos y, aunque quizás no todos lo sientan de esa manera, ese
país es también, en alguna medida, el país de todos los
cubanos.
Pero además, Estados Unidos no representa sólo -eso no es ni
por cercanía lo verdaderamente importante- el llamado sueño
americano de tener casa propia y dos autos. Esa gran nación simboliza las
potencialidades, todas, del ser humano.
El oficio de odiar y de azuzar odios es realmente terrible. El odio, resulta
muy evidente en estos momentos, le quita al hombre su envoltura humana. El odio,
como ya dijo alguien que llamó a desarrollar esa nefasta condición
humana, convierte al hombre en una fría máquina de matar.
Al referirse a los hechos de este martes luctuoso, Fidel Castro dijo que
esos actos terroristas sólo se pueden terminar lográndose la paz.
Al parecer los avatares guerreristas que su gobierno mantuvo durante décadas
ya llegaron a su fin. Ojalá sea cierto.
Castro también dijo, y por primera vez en muchos años estoy de
acuerdo en algo con él, que tratar de imponer un solo pensamiento crea
irritabilidad, crea rebeldía. Es una pena que esa valoración él
no la haya puesto en práctica dentro de Cuba.
El crimen fue horrendo. La respuesta, no hay opciones, tiene que ser fuerte.
No se trata de venganza; el acto terrorista fue tan brutal que no hay por qué
pensar siquiera en venganza. Se trata de hacer pagar a todos los responsables de
un hecho tan cruel. De no hacerse así, el basamento de la civilización
se reblandecería, y todo y todos estaríamos en peligro de estar
debajo de un gran derrumbe.
En estos momentos de luto para el pueblo estadounidense me uno -creo que es
lo mínimo que puede hacerse- a todos aquellos que desean que Dios ayude y
bendiga a los Estados Unidos de América.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|