Alejandro Armengol.
El Nuevo Herald,
abril 30, 2002.
Dos niños juegan frente a una pared desolada. No hay, sin embargo,
ningún juguete a la vista. Sólo un latón sobre el que está
encaramado uno de ellos. En el suelo pedazos de madera y ladrillos, desperdicios
y todo tipo de escombros. En una pared deteriorada un letrero que parece una
burla: ''Recuerda amiguito ¡EL PARQUE! ay [sic] que cuidar''. Ambos miran a
la cámara y sonríen.
La fotografía es de una región desolada del mundo, una nación
donde los ciudadanos son víctimas de la pobreza y la discriminación.
Pero lo que caracteriza a ese país es que hace 43 años una
revolución llegó al poder proclamando el fin de las desigualdades.
Esa nación es Cuba y la fotografía forma parte del último
número de
Cuba
Brief, la publicación trimestral del
Center for a Free Cuba, que dirige
Frank Calzón. En esta oportunidad todos los artículos son de
periodistas independientes que residen en la isla. Los materiales fueron
seleccionados por la organización francesa que defiende los derechos
humanos Reporters Sans Frontires (RSF), y se encuentran también en el
portal en internet de RSF, www.rsf.fr, en español,
inglés y francés.
El material reproducido en inglés en Cuba Brief tiene una importancia
fundamental, porque pone en manos del público norteamericano la realidad
cubana en su forma más directa. Desde la crónica que con humor trágico
narra la mala suerte de no contar a tiempo con un buen maestro de inglés,
hasta el artículo con cifras sobre el deterioro de la educación,
la publicación se lee de una punta a la otra con información
novedosa hasta para los conocedores de lo que ocurre en la isla. Una selección
adecuada, donde cada uno de los textos reúne las características
periodísticas que hacen que ningún periódico pueda
rechazarlos argumentando falta de calidad.
El hijo de un viejo comunista encuentra su vida sin sentido, mientras aspira
el contenido en el fondo de una lata vacía de Coca-Cola: una fracción
diminuta de cocaína en piedra mezclada con un producto químico,
una forma de crak que los cubanos llaman ''cambolo''. Una piedra de ''cambolo''
cuesta $2. Consume alrededor de media docena al día, por lo que el vicio
le cuesta unos $360 al mes. Sólo gana el equivalente a $15, pero como
trabaja en los muelles habaneros roba de todo, desde arroz donado por Vietnam
hasta leche en polvo procedente de Canadá. Iván García nos
cuenta en su artículo cómo algunos de los jóvenes que no
logran emigrar caen en las drogas. El sueño del seguidor de Fidel Castro,
un retirado de 60 años que perdió una pierna en Angola, se ha
convertido en una pesadilla diaria: un hijo drogadicto y una hija prostituta.
Pese al éxito internacional y de haber contribuido a la fama mundial
de Buena Vista Social Club, la película de Winn Wenders no se ha exhibido
comercialmente en Cuba. Adolfo Fernández Saínz explica que pocos
residentes en la isla han logrado verla. Apenas algunos residentes de La Habana
tuvieron la posibilidad de asistir a una función en la Cinemateca de
Cuba. La entrada fue por invitación, y sólo un grupo de
privilegiados y sus amigos pudieron asistir.
Si un residente en la isla quiere enviar un fax de nueve hojas de texto y
cuatro fotografías a España debe estar dispuesto a pagar el
equivalente a cuatro años de ahorros. El elevado costo y los salarios
reducidos convierten en inaccesible, para la mayoría de los cubanos, el
servicio de envío de faxes que existe en 169 ciudades y pueblos de la
nación. Héctor Maseda nos explica que un fax enviado desde un
hotel a Estados Unidos y Canadá cuesta $2.70 el minuto, a Centroamérica
$3.70, a Sudamérica $4.60 y a Alemania, España, Francia e Italia
$5.50. El precio de envío a cualquier otro país es $6.40. Por su
parte, enviar un fax desde La Habana a cualquier ciudad de provincia cuesta
entre $1 y $2.75 el minuto. Desde un centro telecom, los costos varían
entre $2.55 a $6.05 el minuto para los envíos internacionales. Para los
faxes desde La Habana a otras ciudades de Cuba, el cargo mínimo es de
$0.70, que se agrega a la tarifa telefónica normal, cuyo rango va de
$0.50 a $1.50 el minuto. Con los equipos y la líneas existentes en la
isla, el envío de una página de texto demora más de dos
minutos y la gráficas y las fotos mucho más tiempo.
En la Cuba socialista unos pocos privilegiados --algunas jineteras, un grupo
de artistas y deportistas-- pueden gastar $500 en una tarde de compras en una
tienda exclusiva del hotel Meliá Cohiba. Ello equivale al salario del
cubano promedio en cuatro años, nos dice Iván García. El
resto de la población tiene que conformarse con mirar las ''vidrieras'' y
soñar, en el mejor de los casos.
Este mundo de diferencias extremas --lo anterior es sólo una muestra
de un grupo mayor de artículos-- es la Cuba de hoy. Nada se salva de la
rapiña. Ni el diamante del Capitolio, que ha vuelto a desaparecer. La
famosa joya que en una época se encontraba en el Salón de los
Pasos Perdidos, marcando el punto geográfico desde el que todas las
distancias se medían en Cuba, fue protagonista de un sonado escándalo
durante el gobierno del presidente Ramón Grau San Martín. La
piedra se esfumó el 25 de marzo de 1946 y al siguiente año, el 2
de junio, apareció misteriosamente sobre el escritorio del presidente.
José Antonio Fornaris nos cuenta que le informaron que en la actualidad
el diamante estaba en el Banco Central. Al tratar de investigar en el banco --en
un departamento le preguntaron si era coleccionista de diamantes-- sólo
encontró negativas, suspicacias y preguntas en lugar de respuestas. De
nuevo el diamante del Capitolio está ''perdido''. No hubo escándalo,
reportajes en la prensa o denuncias públicas. Sólo la labor
decidida de los periodistas independientes, como estos artículos que
aparecen en Cuba Brief, hacen que estos hechos no se pierdan en el silencio y la
ignominia.
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