Parque de
segunda mano II
Manuel Vázquez Portal, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - Después de más de un año
de comenzado el movimiento de tierras para lo que será el primer parque
infantil que se construye en la barriada de Alamar, al este de la capital
cubana, no se avizora aún la terminación del mismo.
La obra, que demoró más de treinta y cinco años en
concebirse, marcha a pasos muy lentos. Apenas si se vislumbra lo que será
por la presencia de algunos "aparatos" (elefantes voladores) que dan
señales de esperanza a los niños.
La barriada obrera más grande y habitada de Cuba no ha contado nunca,
en sus ya casi cuarenta años de existencia, con un parque infantil. Es
ahora, y según fuentes no oficiales, que después de desarbolado el
parque infantil de Tarará, sus aparatos se reinstalaron en Alamar, donde
la población total sobrepasa los cien mil habitantes, y la población
infantil sobresatura las escuelas.
Pero no es de extrañar que falte, y haya faltado durante tanto
tiempo, un parque infantil. Alamar carece también de instalaciones
deportivas y recreativas con un mínimo de condiciones para el desarrollo
de esas actividades. Su única biblioteca pública está
compuesta por dos pequeñas casas -abandonadas por los técnicos
extranjeros después del descuaregingamiento del campo socialista-
abarrotadas de anaqueles que, en su angostura, apenas si dejan moverse al escaso
público existente.
Un solo cine, con un sinnúmero de lunetas inservibles, y una
programación de apenas dos filmes por mes, acoge a los aficionados al séptimo
arte. La librería, de dirección desconocida, al menos para mí
que la he buscado con ahínco, no puedo describirla. La casa de cultura,
maltrecha y desconchada, de Pascuas a San Juan presenta alguna "actividad
cultural" de sospechosa calidad.
Un sistema de drenaje mal concebido y construido provoca inundaciones y
desbordamientos apenas un chubasco nos visita. Las calles, mal pavimentadas, son
una lujosa exposición de huecos, baches, furnias y troneras de todas las
especies. Los variados y confortables medios de transporte, o sea, los camellos,
bufan su alegría multitudinaria hacia La Habana, donde trabaja el mayor
por ciento de sus habitantes, porque, dicho sea de paso, Alamar no cuenta con
fuentes de empleo.
Qué más da, o quita, entonces, que el parque infantil no haya
existido durante todo este tiempo, y no se sepa el tiempo que demorará en
existir, si otras necesidades más urgentes llevan cuarenta años
esperando. Como decía mi abuela: "Paciencia, que todo llega; lo que
hay es que pedírselo a Dios, y que Fidel le dé el visto bueno, por
supuesto".
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|