Adiós
a las Almas
Manuel Vázquez Portal, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Adiós a las Almas es el libro de
cuentos que escribió Jorge Alberto Aguiar Díaz (JAAD), y que
publicó la casa editorial Letras Cubanas en su colección Pinos
Nuevos.
Son cinco cuentos de sintaxis tropelosa, lenguaje audaz, anécdotas sórdidas
en los cuales su personaje principal: Jaad, transita el delirio de ver cómo
se pierde su alma, se pierden las almas de quienes lo rodean.
El libro parece, más bien, una novela trunca en la que se muestra, a
gritos, la realidad que envuelve y roba todo vestigio de espiritualidad a los
personajes que desfilan por ella. El sexo, la prostitución, el suicidio,
la evasión, la traición, la enajenación del individuo, son
los asuntos sobresalientes.
El libro, aparentemente, no tiene intenciones de denuncia. Sucede que al
mostrar, recrear con honradez, la realidad artística se torna realidad
concreta, cercana, palpable y entonces es un documento indispensable para
comprender los estragos que una sociedad corrompida puede acarrear para el
individuo.
Este es el primer cuaderno que publica Jorge Alberto Aguiar Díaz, y
su edición se debe a esa "heroica gestión" que lleva a
cabo la editorial Letras Cubanas para promover, garantizar el desarrollo de los
talentos jóvenes. Sólo que Jorge Alberto tiene ya 36 años,
como la mayoría de los "talentos jóvenes" que han sido
publicados en la colección Pinos Nuevos, y eso me hizo recordar que, en
una sociedad estancada como la cubana, el tiempo no cuenta mucho. Raymond
Radiguet a los veinte años había publicado ya El Diablo en el
Cuerpo y El Baile del Conde de Orgel; Pablo Neruda, también a los veinte
años, había publicado Farewell y Veinte Poemas de Amor y una Canción
Desesperada; a los 19 años Arturd Rimbaud había dado por concluida
su obra; con apenas 16 -para ser exactos, le faltaban cinco días para
cumplirlos- Martí publicó, el 23 de enero de 1869, en La Patria
Libre, su obra de teatro Abdala. Y no es por nada, pero me parece, que a los 36
años ya no se es tan joven y que la gestión cultural cubana debía
apresurarse un poquito para que los "talentos jóvenes" puedan
masticar sus vanidades antes de perder los dientes.
Por otra parte, el libro merecía una edición mejor, quiero
decir, sin tantas erratas, sin tanto apiñamiento en los textos, con un
diseño más atractivo. Pero, claro, se trata de un favor -con muchísimos
esfuerzos de la revolución que atraviesa momentos tan difíciles-
al joven creador. Sería desagradecimiento pedir más. Además,
¿a quién le importaría leer esas especulaciones donde se
sugiere la pérdida del alma a consecuencia de un sistema anulador de la
individualidad?
Porque eso es, valores estéticos aparte, Adiós a las Almas:
fragmento de espejo roto por la pedrada totalitarista donde se refleja con vívida
crudeza una realidad innegable en la que se ahogan las almas, poema de despedida
agónica para una Paloma vacía que se lanza en vuelo suicida desde
una azotea de la Habana Vieja y de un Jaad, también vacío, que va
a reencontrarse con una europea carcomida por el cáncer y que quiere
vivir sus últimos días con un hombre que lucha, desde la
podredumbre del solar que habita, por no perder su alma.
Si algo me disgusta del libro es el título. Para croniquillas
intrascendentes como las que a veces titulo con paráfrasis de obras muy
conocidas está bien, mueven a la risa. Pero para una obra con la que
pretendemos trascender, se me hace facilista; además que evidencia, hace
obvio, lo que deseamos.
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