Gran
contraste
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Hace unos días observé a
un anciano que trataba de vender sus artículos en la intersección
de la Calzada de Diez de Octubre y la Avenida de Acosta, en La Víbora,
barrio de la capital cubana. Este es un sitio de permanente tránsito de
peatones.
El anciano vestía una camiseta verde, un pantalón carmelita al
que le cortó las patas y lo convirtió en short, una gorra negra y
unas zapatillas deportivas de igual color, pero raídas por los costados.
Junto a él descansaba un rústico bastón.
La mercancía que este pobre hombre trataba de vender la exhibía
sobre un pedazo de cartón que estaba en el piso de una bodega: Dos
candados, uno con su llave y el otro sin ninguna; tres pares de manillas para
reloj de pulsera, ninguna de las cuales estaba completa; una cajita de reloj plástica;
un pequeño y viejo muñequito de goma y dos partes superiores de
llaves de agua, de las que se usan para abrir o cerrar los grifos y que algunos
fontaneros llaman "mariposa".
Unas cuadras más adelante, por la misma Calzada de Diez de Octubre,
en una parada de ómnibus cercana a una cafetería dolarizada, otro
par de ancianos trataba de vender su mercancía. Uno de ellos, cigarrillos
sueltos, el otro un tubo de pasta dentífrica, al parecer el que le venden
por la libreta de racionamiento cada dos meses.
Este tipo de escena es muy común en la Cuba de estos tiempos. Muchas
personas de la llamada tercera edad tratan de vender cualquier cosa para ayudar
a su sustento y el de su familia. A veces, como realizan estas "operaciones
comerciales" sin la autorización del Estado socialista, son
reprimidos por la policía.
Pero mientras éstas son imágenes diarias en la isla, otro
anciano (que comenzó muy joven sus actividades conspirativas y políticas,
pero que lleva más de 43 años en el poder), vestido con su
uniforme militar de campaña, en Monterrey, México, donde se
celebraba la Conferencia Internacional sobre Financiación para el
Desarrollo, aseguró que "la economía mundial es un gigantesco
casino" y culpó a los países ricos de todos los problemas
económicos y sociales del mundo.
Inmediatamente, sus seguidores calificaron desde Monterrey de histórico
el discurso de Fidel Castro (el anciano de marras), a la vez que aseguraron que
esa conferencia iba a ser recordada gracias a las palabras pronunciadas en ella
por su "comandante en jefe".
Por mi parte, como pienso que la economía está después
de la libertad, lo que más me llamó la atención de la
Conferencia de Monterrey fueron las manifestaciones de protesta que distintos
grupos de ciudadanos realizaron contra esa cumbre económica.
Esas personas tuvieron la oportunidad, de acuerdo con lo que pudimos ver a
través de la televisión, de dar a conocer sus puntos de vista allí,
donde se encontraban decenas de presidentes de países de todas partes del
mundo y más de mil periodistas, que podían trasmitir las opiniones
más diversas.
Sin embargo, en el país del señor que llegó a Monterrey
a condenar el "actual orden económico mundial" y a la situación
política y social del mundo una veintena de opositores y periodistas
independientes fueron encerrados hace poco por haber participado en actos públicos
donde se expresó desacuerdo con el régimen político
impuesto por Castro desde 1959.
Ciertamente, es enorme el contraste existente entre el mundo y el país
que gobierna el señor vestido de verde oliva.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|