Sociedad de
simplicios
Amarilis Cortina Rey, Cuba-Verdad
LA HABANA, mayo (www.cubanet.org) - La principal preocupación de los
cubanos en las últimas cuatro décadas ha sido y es qué
comer, porque los alimentos siempre han escaseado, siendo más notoria su
falta en los primeros meses de este año.
Cubanos de la capital del país y de provincias consultados al
respecto coinciden en que durante este año se ha hecho más difícil
adquirir productos cárnicos, huevos, leche, frijoles y demás
alimentos tanto por la cuota de la libreta de racionamiento como los que se
compran en la bolsa negra o mercado ilegal.
Ha disminuido la oferta de las carnes de cerdo y de carnero, vendidas
regularmente por los productores particulares, y también la de viandas y
frijoles, por lo que los precios de estos productos han aumentado de precio.
Sin embargo, en los mercados agrícolas estatales algunos vendedores
manifestaron que es el aparato burocrático del gobierno quien dificulta
la transportación de productos agrícolas hacia La Habana con trámites
inútiles y excesivos controles sanitarios.
Por ejemplo, para trasladar animales vivos hacia la capital éstos
deben tener un certificado del veterinario. "Pero a veces teniendo toda la
documentación en regla la policía te detiene horas, dicen los
agentes que para verificar" -declaró uno de los vendedores
consultados.
La fuente reveló que si se le regala un par de animales a los
funcionarios, no se produce ninguna demora por lo que el asunto no está
exento de la corrupción.
Las carnes de cerdo y carnero se comercializan entre 20 y 25 pesos por
libra. La libra de boniato a 1.40 pesos, la malanga a tres pesos y la calabaza a
dos, precios no asequibles para la mayoría de la población cuyo
salario promedio mensual no sobrepasa los 240 pesos al mes, lo cual no llega ni
siquiera a diez dólares según el cambio vigente.
Esta situación de escasez prolongada, sin final, ocasiona escenas
como la de la mujer que estaba la semana pasada frente a una tarima del mercado
agropecuario de La Palma, en el municipio habanero Arroyo Naranjo, contemplando
varios trozos de carne de cerdo, abundante en grasa, y exclamó: "¿Tú
crees que yo puedo comprar esta carne, y además arroz, frijoles y alguna
vianda, cuando mi salario es de 160 pesos al mes?"
Muy pocos cubanos pueden comprar una pierna de cerdo o de carnero en los
mercados agropecuarios. Por lo general adquieren porciones de dos o tres libras.
"Con lo que puedo comprar hago tres comidas, aunque haya más o menos
comensales" -aseguró una mujer en el mercado de La Palma.
Las consecuencias de la incapacidad del gobierno cubano para producir
alimentos las paga el pueblo. Por ello hay tantos cubanos desnutridos, por ello
el principal tema de las conversaciones en cualquier sitio de la isla es qué
comeré hoy, por eso la gente se queja de debilidad y fatiga a cualquier
hora del día o de la noche. Esta hambre vieja, como decimos los cubanos,
no se padecía antes de 1959.
La dolorosa crisis de los alimentos en Cuba hace recordar a San Nicolás
del Peladero, programa humorístico de la televisión cubana de los
años sesenta y setenta del siglo pasado. En estas comedias intervenía
un personaje llamado Simplicio, cuya constitución era muy delgada, lo que
en Cuba llamamos un flaco, quien representaba al pueblo, siempre se estaba
muriendo del hambre, pedía comida y nunca se la daban, pero manifestaba: "No
importa, yo me conformo con el olorcito".
En el año 2002, luego de 43 años de gobierno socialista, somos
una sociedad de simplicios que, jaba de nylon en mano, vagamos de un sitio a
otro del país tratando de resolver qué comer hoy, mañana,
pasado mañana... pero la mayoría de las veces tenemos que
conformarnos con el olorcito.
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