ECONOMIA
INFORMAL
Cuentapropismo
gastronómico: la ruta de una crisis
PINAR DEL RÍO, agosto (www.cubanet.org)
- El estado cubano tuvo como estrategia en su
período de crisis más agudo la autorización
del cuentapropismo en algunos sectores, principalmente
en gastronomía y servicios.
Pero la venta de alimentos por parte de los cuentapropistas
se le convirtió al estado cubano en una
especie de bumerán. El sector particular
superó con creces al sector estatal en
esta esfera. Es entonces cuando el estado toma
como medida salvadora de su descrédito
el acoso contra el sector privado.
Primeramente se produce un alza desmedida en
los impuestos y cobros de licencia para ventas
a particulares. Seguidamente se crea la red de
inspectores. En su inmensa mayoría estos
inspectores son personas corruptas, teniendo como
causa principal de la misma la escasez que padecen.
Los inspectores recurren a la extorsión
y el chantaje contra los dueños de establecimientos
que expenden alimentos. Las multas son como espadas
de Damocles que penden sobre las cabezas de los
trabajadores del sector privado. El cuentapropista
que no accede a las exigencias de un inspector
(necesitado de un producto por el que no va a
pagar un centavo) está condenado a pagar
multas astronómicas, que oscilan entre
mil y mil 500 pesos, incluyendo la confiscación
de productos y la retirada de la licencia de autorización
para las ventas.
El cuentapropismo en Cuba, en la esfera de la
gastronomía, está abocado a una
crisis irreversible. La gran mayoría de
los trabajadores del sector privado han optado
por entregar sus licencias al negarse a aceptar
los chantajes y las extorsiones de los inspectores,
reconocidos como las vacas sagradas del oficialismo.
Los efectos de este enfrentamiento repercuten
en la población. El estado no está
en condiciones de satisfacer las demandas de alimentos
de la población. El ciudadano de a pie
se debate entre la necesidad y el hambre.
Así anda Cuba. Sigue la ruta del absurdo
por obra y gracia de un derrotero trazado por
un sistema que se niega a soltar las riendas.
El pueblo cabalga condenado al trote del palo
y la zanahoria. cnet/06
Represión
contra el cuentapropista
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