OLA
REPRESIVA
"Conmigo,
se equivocaron"
LA HABANA, septiembre (www.cubanet.org) - Angel
Moya Acosta tiene un espíritu indomable.
Por cuarta vez en prisión, donde ha pasado
23 meses en total (una de ellas estuvo ocho meses
en la prisión de Aguica, Matanzas, sin
juicio) siempre por motivos políticos,
Moya Acosta ha sido declarado por Amnistía
Internacional prisionero de conciencia (al igual
que el resto de los 75 periodistas y opositores
de la oleada represiva de marzo pasado). Condenado
a 20 años de privación de libertad
actualmente se encuentra cumpliendo su condena
en la prisión de Holguín, en una
celda, solitario, sin instalación para
el agua ni para la electricidad, comiendo harina,
picadillo de soya carcelario, más conocido
por "Pancho el Bravo" entre la población
penal.
Su esposa, Berta Soler Fernández, lo visitó
el 20 de agosto para la visita conyugal. Tuvo
que ponerse fuerte y dejar las cosas bien claras.
La intención por parte de la directiva
de la prisión de Holguín para que
Berta se desnudara antes de pasar al pabellón
no se hizo esperar. Varias esposas ya habían
narrado sus amargas experiencias de tener que
desnudarse completamente y hacer una cuclilla
delante de una mujer oficial del Ministerio del
Interior, requisito indispensable -según
dicen en la prisión- para poder pasar al
pabellón.
A Berta le tocó su turno, pero no accedió.
La oficial, luego de revisar minuciosamente todas
las pertenencias de Berta y los alimentos que
iba a pasar a la habitación, le dijo: "Ahora
quítate toda la ropa y haz una cuclilla".
Berta le repostó: "Quitarme, ¿qué?"
"Tienes que quitártelo todo, hasta
la ropa interior y hacer una cuclilla".
"Tú estás muy equivocada",
afirmó Berta, quien le explicó a
la oficial que el 16 de julio ella le había
preguntado al Segundo Oficial cuál era
el reglamento del Pabellón y éste
no manifestó en ningún momento que
era requisito indispensable desnudarse. Luego
de un careo con la oficial, Berta pidió
hablar con el Jefe de la Prisión. Éste
le repitió lo mismo, que era necesario
requisarla.
"Esto parece que se ha convertido en un
campo de nudismo", manifestó Berta
indignada al Jefe de la Prisión Provincial
de Holguín, Israel Pérez Peña,
quien le preguntó asombrado: "¿Y
por qué Usted dice eso?". Pero Berta
tiene buena memoria, y le recordó que en
mayo pasado cuando Moya se negó a ponerse
el uniforme de preso lo pasearon completamente
desnudo, sin zapatos y esposado, por más
de 300 metros de distancia hacia la celda de castigo
en la que estuvo tres días durmiendo en
una tabla y en huelga de hambre. Los oficiales
le arrebataron a la fuerza hasta su ropa interior
y todos los prisioneros lo vieron caminar sin
ropa por los pasillos de la cárcel. Moya
se mantuvo, al igual que su esposa ahora, con
la frente en alto como si nadie fuera capaz de
robarle su dignidad aunque se lo hubieran propuesto.
Berta esgrimió argumentos irrefutables.
A todas las esposas no las habían requisado
desnudas y dijo bien claro al Jefe de la Prisión,
"Conmigo, se equivocaron". El Jefe le
dijo que sí él estuviera preso su
esposa lo hiciera. Berta contestó: "Sí
usted cae preso es por corrupción o por
malversación, pero estos hombres que están
aquí, lo están por sus ideas; no
son drogadictos, ni delincuentes, son prisioneros
pacíficos que están aquí
por su manera de pensar distinta a la del gobierno".
Finalmente no pudo pasar al Pabellón.
Moya se incorporó a la huelga de hambre
anunciada el día 15 de agosto fundamentalmente
por la trombosis intestinal que estaba sufriendo
el periodista y prisionero de conciencia Mario
Enrique Mayo por lo que exigían que mejorara
la alimentación pues según le contó
Moya a su esposa Berta, "lo mismo estaba
picante que salada, ellos pedían que le
quitaran aunque sea el huevo como alimento a ellos
y se lo dieran a Enrique Mayo para que mejorara
de su enfermedad". La huelga cesó
el 25 de agosto y lograron mejor asistencia para
Mayo.
Para Angel Moya estar preso no significa que
la lucha ha cesado. Su esposa asegura que "desde
adentro, ellos no se detienen, todos juntos continúan
demandando sus derechos hasta lograr una Cuba
libre y democrática, donde la libertad
de expresión sea una realidad y nadie caiga
en prisión por este falso delito".
Moya se encuentra bajo el estatus de "máxima
severidad" y su esposa lo volverá
a ver el 16 de octubre. cnet/11
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