PRENSA INTERNACIONAL
Agosto 25, 2004
 

El plan de Bush promueve la democracia

Teo A. Babun. El Nuevo Herald, 24 de agosto de 2004.

El 30 de mayo de 2004, el presidente Bush anunció los resultados de la Comisión para la Ayuda a una Cuba Libre. Como se suponía, el gobierno de Cuba denunció el informe como ''maníaco y alocado'' y dijo que las propuestas castigarían tanto a los cubanos en Estados Unidos como a los de la isla. Desdichadamente, calumnias semejantes también se pueden encontrar en las páginas editoriales de muchos diarios de EEUU.

El 1 de julio de 2004, el gobierno cubano convocó apresuradamente a La Habana a los miembros de su Asamblea Nacional para condenar formalmente las nuevas acciones de EEUU. La declaración oficial del gobierno expresó que el informe era "un ataque en contra de la soberanía de Cuba y una injerencia en las iglesias cristianas de Cuba''.

El reverendo Raúl Suárez, miembro de la Asamblea Nacional y otrora presidente del Concilio de Iglesias de Cuba (una institución que sirve de frente religioso al gobierno cubano) fue aun más sutil. Dijo que la estrategia de Bush les pedía (probablemente a los cristianos de Cuba) que "desempeñaran el papel de Judas Iscariote''.

Basado en lo específico de los ataques de los castristas cubanos, no me cabe duda de que ellos leyeron todo el informe de 420 páginas de la comisión. Sin embargo, no puedo decir lo mismo de las juntas editoriales de los diarios de EEUU, las cuales sólo han enfocado sanciones selectas (por cierto, las negativas) para forjar su condena a la nueva política de Bush hacia Cuba.

Además de ser injustos, los ataques han sido despiadados. The New York Times dijo que ''resulta cruel que las personas sólo puedan ver a sus parientes una vez cada tres años''. El Baltimore Sun no fue menos severo al emitir su opinión sobre las nuevas sanciones y llamarlas "un juego político para obtener votos en la poderosa comunidad anticastrista del sur de la Florida''.

Con todo, el informe representa el esfuerzo más completo desde 1959 por parte de nuestro gobierno de formular una política práctica y específica con relación a Cuba. Esta se basa en movilizar a los cubanos a ayudar a desarrollar su emergente sociedad civil y auxiliarlos a poner fin a la dictadura de los Castro e impulsar una transición. Es ésta la única vez que el gobierno de EEUU ha anticipado una transición de un país comunista a la democracia ofreciendo una hoja de ruta de ayuda.

Quizá los medios informativos de EEUU están tan acostumbrados a los planes abreviados y a las ''estrategias halagüeñas'' que apenas pueden creer que el gobierno haya publicado una declaración política de amplio espectro en cuanto a algún asunto, y mucho menos en cuanto a Cuba. ¿Por qué otra razón destacan sólo tres artículos de un informe que tiene más de 650 sanciones y recomendaciones?

Las esferas favoritas del ataque son las nuevas restricciones que reducen las visitas por parte de los cubanoamericanos a sus familiares en Cuba de una vez al año a una vez cada tres años, y aquéllas que restringen la lista de cubanos en la isla que pueden recibir remesas de dinero y paquetes de Estados Unidos. Otro blanco preferido es criticar a Bush por aparentar tener una postura dura con relación a Cuba como una manera de ganar votos de los cubanoamericanos en noviembre.

Pero no hay ni una sola palabra acerca de los $36 millones para llevar a cabo actividades para promover la democracia, para sostener a los familiares de los opositores y disidentes políticos y para ayudar a los jóvenes, a las mujeres y a los cubanos de raza negra a asegurar su legítimo lugar en un movimiento hacia la democracia. O que las nuevas regulaciones no afectan a los individuos ni a las organizaciones no gubernamentales actualmente autorizadas para proporcionar ayuda humanitaria a la población cubana (por ejemplo, a la sociedad civil o a las instituciones religiosas) y que, entre otros aspectos, las regulaciones no imponen requisitos más rigurosos para la obtención de licencias en el futuro.

Sin embargo, mi más grande asombro es que ni siquiera se haya escrito un solo artículo acerca de la recomendación de la comisión de crear una ''Fundación para Ayudar a una Cuba Libre''. Con ayuda del gobierno de EEUU, tal fundación ayudaría a organizar los esfuerzos de organizaciones e individuos cubanoamericanos para preparar una respuesta coordinada, unificada y sustancial, y proporcionar ayuda humanitaria a Cuba después de una transición. ¡Imagínense un esfuerzo unificado por parte de nosotros los cubanoamericanos!

Director ejecutivo de ECHO-Cuba, organización no gubernamental basada en la fe, que lleva a cabo proyectos humanitarios a lo largo y ancho de Cuba.

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