OLA
REPRESIVA
El cariño y el dolor
los unen
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org)
- La situación del prisionero de conciencia
Roberto de Miranda se torna cada vez más
compleja. Según testimonio de su esposa
Soledad Rivas, la última vez que le vio
en el hospital del centro penitenciario Combinado
del Este, De Miranda presentaba manchas de color
oscuro en toda la superficie visible de su piel,
se quejaba de dolor en el pecho y apenas podía
escribir por tener los dedos de las manos engarrotados.
La salud del prisionero ha estado resentida desde
el mismo día en que se efectuó el
proceso judicial donde recibió fuerte condena
de veinte años de cárcel. Desde
horas tempranas de aquel día tuvo que ser
sacado de la sala del tribunal para ser remitido
al hospital. La mayor parte del tiempo de reclusión
la ha cumplimentado en enfermerías de la
cárcel, y en los últimos meses en
el hospital del Combinado del Este.
Roberto de Miranda nació el 30 de marzo
de 1946 en Camagüey. Contaba con trece años
al triunfo de la Revolución y desde muy
joven se inclinó por el camino de la enseñanza.
Pasó el primer curso de trabajadores en
Ciudad Libertad, antiguo polígono militar
de Columbia, en Marianao. Integró las brigadas
de alfabetización "Conrado Benítez",
y al terminar aquella campaña educativa
tomó un curso dirigido de artes plásticas,
aunque su verdadera vocación era la psicología.
Se hizo profesor de matemáticas y geografía,
y ejerció como maestro de secundaria durante
casi veinte años.
En mayo de 1994 es removido de su puesto de enseñanza
por tener problemas con la promoción de
los alumnos. Esta situación se traduce
en el hecho de que a los profesores se les exigía
como requisito presentar el mínimo de suspensos
en sus asignaturas, preferiblemente ninguno, lo
que generó que estudiantes con bajo nivel
de conocimientos fueran promovidos a grados superiores.
En el mismo año de 1994 se involucra en
los eventos de la embajada de Bélgica en
La Habana, donde un grupo notable de ciudadanos
se mantuvo durante varios días en la residencia
del embajador de ese país europeo con el
propósito de llamar la atención
sobre su situación particular y obtener
permiso para emigrar de Cuba. Frustrado aquel
intento, tiene que salir de la sede diplomática,
siendo definitivamente separado de su puesto de
trabajo y se le prohíbe ejercer la enseñanza
en lo sucesivo.
Fundó el Colegio de Pedagogos de Cuba
asumiendo la presidencia de esa organización,
que cuenta con nueve años de creada. Dedicado
a actividades cívicas y sindicales, el
Colegio de Pedagogos de Cuba retoma la acción
de agrupar a profesores, maestros y trabajadores
de la enseñanza para defender sus derechos,
promover la despolitización de la educación
y fomentar la formación de valores cívicos
y patrióticos en los niños y adolescentes.
La organización dirigida por Roberto de
Miranda ha sentado bases en diferentes lugares
de la Isla. Clases de repaso en las casas de los
miembros del Colegio, actividades en fechas señaladas,
como las del 28 de enero, organización
de fiestas para niños, distribución
de libros y bibliografía, entre otras,
han sido las tareas desempeñadas por el
Colegio de Pedagogos. Hay que destacar que Roberto
de Miranda acogió el Proyecto Varela, siendo
uno de sus más destacados promotores. Integró
el Comité Gestor de este proyecto ciudadano
y puso el trabajo de la asociación que
él dirige a disposición de la recogida
de firmas en todo el país.
Fue uno de los primeros detenidos de la ola represiva
de marzo de 2003, y fue condenado a una larga
pena de prisión sin tener en cuenta su
edad y su estado de salud, que se deteriora día
a día desde entonces.
En estos momentos la situación de este
luchador por los derechos cívicos en Cuba
se agrava con la enfermedad de su esposa, quien
acaba de sufrir un principio de infarto cardiaco.
Graves trastornos respiratorios, ataques frecuentes
de asma y el peso de la injusta prisión
de su cónyuge, han sido fuertes pruebas
que ha tenido que enfrentar el menudo cuerpo de
esta mujer. Ella ha sido el apoyo más grande
que ha tenido Roberto de Miranda. Uno de los hijos
del matrimonio se muestra preocupado por la actual
situación de sus padres, pues en su criterio
de ocurrirle algo a uno de ellos el otro no lo
soportaría.
Dios permita que el desenlace final de este drama
no sea trágico y se pueda lograr una solución
donde la fuerza del amor logre vencer la coraza
fría de las ideas. cnet/43
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