SOCIEDAD
Los viajes al extranjero (II)
LA HABANA, enero (www.cubanet.org)
- A diferencia de algunas migajas que ocasionalmente
distribuye el estado comunista, como las recientes
entregas de bonos para adquirir televisores chinos,
los viajes al extranjero son decididos por el
jefe administrativo.
En cualquier país del mundo el jefe tiene
un sinnúmero de atribuciones. Pero en esta
Isla, donde dicen que todo es de todos pero donde
realmente nada es de nadie, los jefes tienen muy
pocas atribuciones legales. Una de ella (quizás
la más importante) es la selección
de un subordinado para un viaje al extranjero.
La aprobación del sindicato y del Partido
del centro laboral son meros formalismos. Cuando
el jefe dice los demás reafirman. El jefe
es el que tiene y da. Por lo tanto manda.
Por cuanto él no es dueño de la
entidad que dirige, sus decisiones estarán
más encaminadas a preservar el puesto y
los privilegios que de ellos se deriva, que el
progresivo mejoramiento del negocio. Así
pues, ante la necesidad de elegir a una persona
para un viaje al extranjero, sus decisiones estarán
matizadas por los siguientes aspectos:
- Los mejores viajes (a países capitalistas
desarrollados) los reservará para sí
mismo, cumpliéndose así el viejo
refrán de que el que reparte y reparte
se queda con la mejor parte.
- Favorecerá, en primer lugar, a sus amigos
e incondicionales aduladores, con independencia
de que otros estén mejor facultados y capacitados
para la tarea. En sus afanes de conservar la jefatura
es mucho más importante y provechosa la
incondicionalidad que la genialidad. Su poder
se cimenta sobre el aplauso y el halago más
que sobre las ideas brillantes.
- Algunos viajes, por estar relacionados con
cursos y adiestramientos para especialidades,
los pone a disposición de los trabajadores.
Son como pedazos de pellejos destinados a callar
los maullidos de los gatos hambrientos. Aún
así cuida de que no favorezcan a un actual
o pasado enemigo. Los jefes, bajo el totalitarismo,
son extremadamente rencorosos.
Pero no pensemos que es tan fácil lograr
un viaje al extranjero. Es bien difícil.
Como es algo anhelado por todos tiene muchos pretendientes.
Por eso, cuando se rumora en el departamento
(usualmente el murmullo parte de la secretaria
del jefe mayor) que hay un viaje volando por el
aire, o que existe la posibilidad de un viaje,
todos empiezan a sacar sus armas del arsenal y
cada cual empieza a medir sus posibilidades comparándolas
con las de posibles e imaginarios oponentes.
Se esgrimen armas de diferentes tipos, calibres
y poder de fuego. La clase de armas depende del
tipo de tirador. Los hay más letales y
menos letales, unos más escrupulosos que
otros. Los arsenales pueden ubicarse en el más
allá y estar representados por los santos
y deidades, ya sean del panteón yoruba
o del cristianismo, o ambos inclusive. "Es
mejor que sobre a que falte. Por si acaso".
La Virgen de la Caridad del Cobre y Ochún;
Babalú Ayé o el milagroso San Lázaro
son depositarios favoritos de los anhelos de viajar,
a cuya generosidad y poder se acude para clamar
por el beneficio de la ayuda. El cuadro del Viejo
Milagroso, con sus perros, sus llagas y sus muletas,
algo empolvado, se saca del rincón del
cuarto donde una fe poco consistente y oportunista
lo había relegado, y se cuelga de la pared
más visible de la sala, a la luz de una
vela permanentemente encendida.
Se apela a la cartomancia y a la quiromancia
como también a espiritistas y adivinadores.
A veces el cliente se adelanta y pregunta si el
viaje añorado será realizado. La
respuesta siempre es positiva, pero con los escollos
de enemigos y opositores al viaje, de los cuales
es necesario cuidarse y protegerse. Otras veces
la adivinadora pregunta la ocupación laboral
del cliente y toma la iniciativa de anunciar el
viaje; realizable sólo si se toman las
debidas precauciones contra los enemigos.
Algunos, carentes de escrúpulos, acuden
a las armas de la difamación y la calumnia,
dañando el buen crédito de algún
colega considerado como posible contendiente.
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