SOCIEDAD
Suicidios a la orden
del día
Juan Carlos Linares Balmaseda
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Un joven
blanco se suicidó cortándose las
venas con un cuchillo. Se cercenó las venas
de sus muñecas, una vena de la cabeza y
varias en el cuerpo. Murió desangrado antes
de llegar al hospital.
Un empleado de un almacén fue encontrado
ahorcado en la mañana. Era un señor
de edad mediana, mestizo.
En un consultorio médico varias personas
comentaban sobre una anciana que se había
asfixiado con gas manufacturado. "Cerró
la puerta y las ventanas de su apartamento y abrió
las llaves de la cocina", atestiguó
una de las mujeres. Ese mismo día se suicidaría
otro joven también cortándose las
venas.
Un joven negro llegó muy grave a la policlínica
docente Nguyen Van Troi. Fue transferido para
el hospital Calixto García. Se había
envenenado ingiriendo pastillas.
Estos cinco incidentes acontecieron entre el
1ro. y el 8 de marzo. Cuatro en un pequeño
sector de Luyanó -un barrio perteneciente
al capitalino municipio 10 de Octubre- y el último
en el municipio Centro Habana. Y son apenas el
testimonio de una persona; porque muchos más
suicidios e intentos de suicidio ocurren diariamente
por doquier.
El tema de los suicidios es tabú en la
prensa oficial de Cuba, del cual la población
conoce muy poco. Las lúgubres cifras son
compartimentadas en las morgues regionales y el
destino final es confidencial. Reunir información
documentada para un trabajo periodístico
independiente es una labor de hormigas. Por lo
general, las fuentes son familiares, amistades,
vecinos y conocidos; personas relativamente cercanas
a las víctimas.
Tal fenómeno social no parece ser distintivo
de un territorio o de un grupo racial, ni de una
edad o un sexo específico. Es más
bien una reacción colectiva a uno o varios
problemas adversos.
Sondeos -muy superficiales- apuntan a que las
aberraciones sicológicas están motivadas
por factores diversos genéticos, emocionales
y culturales, pero fundamentalmente, por dos:
el estrés derivado de las carencias materiales,
y por el diminuto margen legal -instituido por
el gobierno- para la auto realización espiritual
de los individuos.
Una fuente médica anónima, que
una década atrás conoció
de un estudio secreto ordenado por el ministerio
de Salud Pública sobre el tema, declaró
que los índices más altos hacían
referencia al municipio de Colombia, en la provincia
Las Tunas. "Allí, a comienzos de la
década de los noventa del siglo pasado",
detalló la fuente, "las mujeres se
prendían fuego y los hombres se ahorcaban
casi a diario".
Un debate público, sin restricciones de
ningún tipo y con celeridad, sería
un buen comienzo; en eso concuerdan algunos de
los entrevistados. Las informaciones deben ser
avaladas por especialistas, desclasificando todos
los indicadores por municipios y provincias, por
sexo, raza o color de piel y edades, y las diferentes
modalidades de suicidios. Incluir las prisiones.
Lo menos acertado es continuar simulando que
nada sucede. Por otro lado, publicar un artículo
simplista en un periódico estatal, ocultando
y falseando los números reales, o una fugaz
disertación en un espacio radial, tomando
como ejemplo a países con mayores índices
de suicidios, o tomar como colchón de culpas
a causas ficticias, no será nunca la solución
a dicha problemática nacional.
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