ENTREVISTA
/ Salvador Romaní padre habla desde Miami
"Mi hijo es un preso del
tirano Castro"
El dirigente anticastrista
advierte que cuando la Disip allanó su
casa la orden de captura era en su contra, pero
al no encontrarlo se fueron y volvieron con una
nueva orden emitida esta vez en contra de su hijo
Roberto Giusti. El
Universal, Venezuela, 13 de noviembre de 2005.
El cubano con la mayor suma de años en
el destierro, añade al original un segundo
exilio, el de mi "otra patria" y desde
Miami declara que la imputación de su hijo
como autor intelectual del asesinato del fiscal
Anderson lo convierte en un preso del "tirano
Fidel Castro".
Salvador Romaní, septuagenario periodista,
luchador incansable contra la dictadura cubana
y presidente de la Junta Patriótica cubana
de Venezuela, salió del país en
junio y dice que su hijo cayó preso "por
un bello acto inocente".
_¿No tiene razón la Fiscalía
al ordenar la detención de su hijo si él
ha confesado que era amigo de Juan Carlos Sánchez,
quien murió a manos de la policía
y a quien se relacionaba con el atentado contra
Danilo Anderson?
_El hecho de ser amigo de una persona no lo implica
bajo ningún concepto. Mi hijo y el infortunado
joven Sánchez, malamente ajusticiado, eran
amigos. Sánchez tenía una compañía
de seguridad y mi hijo recibía, a veces,
encargos de trabajo. El, quien por cierto cumple
40 años el próximo miércoles,
desde muy niño tuvo afición por
los temas policiales y esa ha sido su vida. Luego,
con este gobierno tan dependiente de La Habana,
se le cerraron todas las oportunidades de trabajo
por su apellido. Por eso el magnífico documento
que hizo circular su mamá, Nora Arrieta
Stelling, bajo el título "Mi hijo
está preso por su nombre", se ajusta
perfectamente a la realidad.
_La Fiscalía señala que hubo un
cruce de llamadas entre su hijo y Sánchez.
_Dicen que al celular de ese joven entró
una llamada de mi hijo media hora antes de que
lo mataran en Caracas, como se sospecha que hicieron,
trasladando luego el cadáver hacia el estado
Lara. Pero todas esas acusaciones son un paquete
mal envuelto.
_Su hijo fue amigo de Sánchez, quien estuvo
implicado en la muerte de Anderson.
_No. Los hechos los señala el Gobierno,
acusando a un muerto que no se puede defender.
Mi hijo, desde niño, era amigo del infortunado
joven Antonio López, hijo de la ex ministra
Haydée Castillo. Ahora, ¿eso puede
implicar a mi hijo en la muerte del fiscal Anderson?
_También están los señalamientos
de las reuniones que sostuvo con los hermanos
Guevara.
_En el muy modesto restaurant Hilda, que está
en Bello Monte. Allí lo vieron con los
hermanos Guevara. Imagínese usted, él
iba a veces a almorzar allá y en ocasiones
ocupaba una mesa distinta a la de los Guevara.
Se saludaban y quizás por momentos se sentaban
juntos, porque Otoniel había sido jefe
de Salvador cuando trabajó en la Disip
como inspector. Pero, ¿dónde puede
estar el delito en circunstancias como ésas?
_El colombiano Giovanni Vásquez declaró
que su hijo participó en reuniones durante
las cuales se planificó el asesinato de
Anderson, una de las cuales se habría celebrado
en Panamá.
_Mi hijo fue a Panamá en el año
2001 porque en ese momento era gerente de Seguridad
de Ipostel. Y estaba allí porque lo designaron
delegado por Venezuela, junto con un oficial retirado
del Ejército, para que asistiera a un Congreso
Internacional Postal.
_Pero entonces sí consiguió trabajo
con este gobierno.
_¡Cómo no! Salvador estuvo en Ipostel
porque toda su carrera ha girado en torno a la
cuestión investigativa. Pero justamente
por tener el apellido que tiene, fue sacado de
allí y luego le cerraron todas las puertas.
El ha sobrevivido por la ayuda familiar.
_¿Por qué no se fue para Miami
cuando usted le pidió que lo hiciera?
_Hace tres semanas le pedí que saliera
de Venezuela porque la información que
me llegaba indicaba que estaban cerrando el anillo
en torno a mi hijo. Y él me respondió
que no tenía por que irse si no había
hecho nada. El viernes 4, a las siete de la noche,
cuando llama y me dice que mi casa está
invadida de policías, le pregunto: "¿No
será contigo, hijo?" Y él me
responde que la orden de detención contra
Salvador Romaní tenía el número
de mi cédula de identidad. Me comunicó,
además, que ya se estaban yendo, pero dejaron
un contingente en el edificio y cincuenta minutos
después regresó una comisión
con una orden de detención en su contra
y con el número de su cédula. ¿Qué
significa eso?
_Significa que originalmente iban por usted y
no por él. Pero usted acaba de decir que
el anillo se estaba cerrando alrededor de él,
no de usted.
_Porque ha habido una doble conspiración
por parte del Gobierno. No sé si era para
confundir o si estaban confundidos. En algunas
ocasiones las informaciones que me llegaban apuntaban
contra mí y en otras directamente contra
Salvador. En definitiva, si no está el
padre, hay que traer al hijo. Desde hacía
tiempo sectores allegados al Gobierno me preguntaban
si yo había estado recientemente en Panamá,
y yo respondí que la última vez
fue hace unos 17 años.
_¿No tenía usted relaciones con
Patricia Poleo?
_También se me preguntaba si yo era amigo
de Patricia Poleo y decía que sí
y también de su padre. Pero hace tres años
y medio que no hablo con ella. La última
vez que la vi fue el 20 de mayo de 2002, cuando
el exilio cubano en Venezuela organizó
un acto para celebrar el centenario de la fundación
de la República de Cuba. En esa oportunidad
le entregamos reconocimientos a periodistas que
defienden la causa por la libertad de Cuba como
Eleonora Bruzual, Patricia Poleo y Marianella
Salazar.
_El hecho es que su hijo está preso.
_Es cierto. Pero se trata de una descomunal injusticia,
porque la verdad verdadera apunta a la inocencia
y la verdad procesal también. ¿A
quién se le ocurre fabricar un testigo
con amplísimos antecedentes penales y el
don de la ubicuidad? El tipo sabía todo
de todo el mundo y ahora pretende implicar al
cardenal Castillo Lara. Pero si usted observó
supuestos hechos delictivos, ¿por qué
no los denunció en la Fiscalía?
De hecho, eso lo lleva a cometer una acto de complicidad
por omisión. Por eso se ha formado una
fuerte matriz de opinión pública
que no se come este cuento. Incluso una de las
hermanas del fiscal Anderson, por tercera vez
consecutiva, ha emplazado públicamente
al fiscal a que diga la verdad y muestre las pruebas,
acusándolo de farsante. Ahora, que una
parte de la familia haya salido en defensa del
Gobierno...¡por favor! Si algún gobierno
sabe presionar y comprar conciencias, es este
del señor Chávez.
_Si usted no ha sido señalado ni imputado,
ni hay nada en su contra, ¿por qué
está en Miami y no en Venezuela?
_No olvides que dos años después
de los hechos ocurridos frente a la Embajada cubana
comienza un actuación de la Fiscalía
contra otras personas y contra mí. Además,
ese es un hecho sobre el cual el Gobierno no ha
dicho la verdad y jamás la va a decir,
al igual que los funcionarios de la Embajada cubana.
_El problema era que ustedes pretendían
penetrar en lo que se considera territorio soberano
de Cuba.
_Todo se limitó a que varios centenares
de enfurecidos jóvenes se concentraron,
sin ser convocados por nadie, frente a la Embajada,
denunciando las intromisiones insolentes del gobierno
comunista cubano en los asuntos de Venezuela.
Pero jamás el embajador ni Castro ni su
canciller, ni el Gobierno venezolano, reconocerán
que gracias a la intervención de Salvador
Romaní el pueblo no se metió en
la Embajada. Hay cosas en la vida que no se pueden
hacer y esa es una de ellas.
_Pero el que no la debe no la teme.
_Si usted recibe una citación, que ni
siquiera firmó, en ese ambiente de represión
y de persecución y usted representa el
anticastrismo en Venezuela, intuye que existe
el propósito de sacarlo de circulación.
El problema mío es que en Venezuela yo
sería un preso del tirano Castro, como
lo es mi hijo. No un preso de Chávez. Ni
en la más brutal tribu, del más
atrasado país africano, puede usted iniciar
un proceso judicial sin interrogar previamente
al sospechoso.
_En otras palabras, la prisión de su hijo
es un regalo que le hace Chávez a Fidel.
_Tengo entendido que nuestro colega Rafael Poleo
dijo algo así. Pero no podemos olvidar
que entre gallos y medianoche la Asamblea Nacional
aprobó, en diciembre del año pasado,
un convenio de integración policial entre
Cuba y Venezuela. Esa es la cosa más absurda
y ofensiva contra un país con una larga
tradición de soberanía. En ese convenio
se establece que la policía cubana puede
entrar a Venezuela, interrogar a cualquier ciudadano
y llevarlo detenido a Cuba.
_¿Insinúa que a usted le pudiera
pasar lo mismo?
_Desde que llegué a Venezuela, en 1959,
lo único que he hecho es luchar contra
la tirania comunista de Fidel Castro y trabajar
en el país que escogí para el destierro
político. Lamentablemente las circunstancias
me han dado el tristísimo honor de ser
el desterrado político de más largo
tiempo sometido a esa situación.
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C.A. 2005
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