14 de noviembre de 2007
 
Crónica            
14 de noviembre de 2007

Seremos como somos

Juan González Febles


LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Sr. Felipe Pérez Roque, concedió una entrevista a la cadena noticiosa CNN y consiguió un éxito rotundo. En este caso especial no hizo el ridículo. Esta vez el ministro se preparó. No se trata de que no mintió, lo hizo. Pero mintió con elegancia, como debe hacerlo un canciller.

Digamos que la pasada comparecencia en La Habana, ante la prensa nacional y la prensa acreditada, fue muy precipitada. No hubo tiempo para preparar la escena adecuadamente. Pero debía darse respuesta inmediata al Presidente de los Estados Unidos, llamado en familia “el emperador”. Entonces le tocó a Pérez Roque la ingrata tarea de hacer el ridículo y lo hizo con el entusiasmo y convicción propios de los revolucionarios.

Cuando Pérez Roque fue nombrado canciller, los medios cubanos divulgaron un comunicado en que se afirmaba que el rasgo determinante por el que era elevado a esa condición, era su capacidad para interpretar adecuadamente el pensamiento del Comandante en Jefe. Eso bastó. ¿Para qué más?

Pérez Roque compareció ante CNN muy bien vestido y comido, y respondió, entre otras, una pregunta relacionada con la educación.

Le preguntaron sobre la demanda de reabrir la Universidad Católica Santo Tomás de Villanueva (UCSTV). Respondió que esto no era necesario y argumentó que más de un sesenta y tanto por ciento de los jóvenes en Cuba estudian en la Universidad.

Más adelante aclaró que no podía permitirse al enemigo que formara cuadros para la “contrarrevolución” en universidades norteamericanas’. Esto lo hizo para responder al ofrecimiento de becas hecho por el presidente de los Estados Unidos, y pasó por alto que en Cuba estudian jóvenes norteamericanos a los que nadie molesta en su tierra por ello.

No dispongo de información sobre si en alguna parte del mundo se le impide a algún joven, de esos que andan por el mundo, con una camiseta con la imagen del guerrillero argentino Ernesto Guevara, estudiar donde quiera y la carrera que más se ajuste a su vocación.

Podría argumentarse que tales jóvenes andan en camino de convertirse en frías y eficientes máquinas de matar, en terroristas o en portadores de un odio letal hacia lo diferente. A fin de cuentas, según el evangelio guevariano, el odio es la fuerza propulsora para hacer la guerra revolucionaria, y creo que en eso Guevara tuvo razón.

¿Puede concebirse un terrorista sin odio y sin desprecio por la vida humana? ¿Se puede participar en un mitin de repudio sin ser revolucionario?

Nadie desde la izquierda ha criticado todavía los pronunciamientos (esta vez inteligentes) del canciller Pérez Roque. Ni Pérez Esquivel, ni la Sra. Menchú, ni García Márquez. Les comió la lengua el ratoncito.

Me quedé esperando por los pastores de carneros, estilo Walker. Hay su diferencia entre las ovejas de Jesús y los carneros del Comandante. Aunque ambos tengan pastores son diferentes. Está el pastor de cayado y el pastor de calabozos. Lo que pidieron los jóvenes liderados por Lovaina en Cuba, (el principal promotor de la petición ciudadana por una universidad católica) es el derecho a optar por el pastor de su preferencia. No exactamente por el ya impuesto; el de calabozos.

Nadie desde la izquierda se ha dado cuenta que los cubanos merecemos algo mejor. Digamos que el derecho a estudiar sin discriminación en universidades para cubanos y no para revolucionarios. Digamos que el derecho a estudiar en una universidad católica, musulmana, luterana, contrarrevolucionaria o porque no, hasta revolucionaria. Pero eso si, por elección y no por compulsión.

A los niños en Cuba se les obliga a repetir: “Pioneros por el comunismo; Seremos como el Ché”. Cambiemos la fórmula y que cada niño en Cuba sea como Dios quiera que sea. O como su papá, o como su abuelito.

A fin de cuentas, los hijos se parecen más a su época que a sus padres. Esto es ya demasiado malo en la Cuba actual. ¿Para qué agravarlo con más?


CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente

 
 
CubaNet no se responsabiliza por el contenido de las páginas externas