23 de noviembre de 2007
 
 
Crónica            
23 de noviembre de 2007

¿Trabajo social o sensacionalista?

Leonel Alberto Pérez Belette

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Reinaldo Ramón Rodríguez Plaza es un jubilado que dedicó su vida a la formación de jóvenes músicos. Hoy es un caso social, considerado así por tener un nivel de vida muy cercano a la pobreza extrema. Vive de su pequeña pensión en un espacio reducido. No es un opositor al régimen, pero sí una de sus tantas víctimas.

Su mayor odisea por estos días es que los trabajadores sociales y quienes los dirigen no le quisieron cambiar el refrigerador por puro burocratismo. Su caso se torna más ilustrativo de las incoherencias y las diferencias sociales en la Isla. Sobre todo porque reside en el barrio Nuevo Vedado, a escasas cuadras de donde comienzan las lujosas residencias de la cúpula gobernante.

A Reinaldo se le rompió la nevera días antes de que pasara la inspección de los trabajadores sociales. Debido a una disposición gubernamental no le pueden cambiar su viejo refrigerador ruso por uno nuevo de procedencia china. El colmo es que el gobierno orientó que estos vetustos aparatos rusos ya no pueden ser reparados. Lo que conlleva que el anciano se encuentre entre la espada y la pared, sudando y sin poder beber agua fría.

El régimen está llevando adelante un proyecto para vender a particulares nuevos refrigeradores, a cambio de sus antiguos aparatos. El plan tiene como propósito el ahorro de energía eléctrica, pero trae aparejados varios inconvenientes para los más desfavorecidos. En gran medida, porque conlleva a contraer deudas, en ocasiones impagables, entre otros inconvenientes.

Decenas de entrevistados opinan que se trata de un fenómeno tan ridículo que sólo podría ocurrir en Cuba. El estado determina las necesidades del pueblo y cómo y cuándo resolverlas. Emplean el erario público para comprar un producto en el mercado internacional que luego te hacen pagar.

A Reinaldo le dijeron los del Poder Popular que más tarde lo atenderían como caso social que es y lo remitieron al delegado de la zona, pues contaba ya con una solución para casos similares. Mentiras y más mentiras. El delegado le confesó a Reinaldo que él no cuenta con ninguna reserva para atender los casos como el suyo. Incluso se pensaba distribuir los aparatos hasta donde alcanzasen, como ocurrió con los televisores marca Panda, de manufactura china, y por los que no pocas personalidades de renombre se entraron a golpes en las asambleas de los CDR.

Los vecinos comentaron que es una vergüenza que los trabajadores sociales se ocupen dogmáticamente de cumplir y hacer cumplir las labores políticas designadas por el régimen y pasen por alto casos similares de verdadera injusticia social. Nunca se ha visto a uno de estos muchachos cuidando pacientes cubanos en los hospitales, con la necesidad que hay de estos menesteres.

Por otro lado, los ciudadanos no han olvidado que muchos de estos trabajadores sociales, en la práctica, eran vagos a los cuales el gobierno adoptó y los puso a estudiar con salarios superiores a los de los obreros.

Estos trabajadores sociales se han visto involucrados en bochornosos incidentes de corrupción. Algunos casos reseñados por la prensa oficialista. Un vecino me mostró el reloj Seiko que un trabajador social le había vendido en 20 pesos convertibles. Relojes que les fueran obsequiados por el máximo líder, y cuyo precio en el mercado internacional suele rondar los 100 dólares.

Un vecino terminó por sugerir que algunos de los refrigeradores que se están desechando no están en mal estado, ni suelen ser grandes consumidores de corriente eléctrica. Por lo que en vez de ser destruidos podrían aprovecharse para solucionar los no pocos casos críticos que existen. Casos como el de Reinaldo, que todavía no tienen ninguno, ni la posibilidad de adquirirlo.

 

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