30 de noviembre de 2007
 
 
Crónica            
30 de noviembre de 2007

Venezuela en el filo de la navaja

Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - El 2 de diciembre se efectuará un referéndum en Venezuela sobre una amplia propuesta de reforma a la Constitución que, de ser aprobada, daría al Presidente Hugo Chávez un dominio extraordinario sobre su pueblo. Las aspiraciones del chavismo son modificar 69 artículos de la Carta Magna. Entre las prerrogativas que obtendría el ejecutivo están el incremento notable de su capacidad para dictar expropiaciones y regir el banco central al quedar eliminada su autonomía. Por otra parte, tendrá derecho a una ilimitada reelección y dictar con facilidad períodos de excepción constitucional para gobernar mediante decreto.

De aprobarse esta reforma constitucional sería una ampliación del enorme poder de Chávez, quien controla ya sectores determinantes de la economía -incluida la inmensa riqueza petrolera-, un importante por ciento de la capacidad mediática y un partido unificador de sus huestes, proceso que pudiera desembocar en una única agrupación política a la usanza cubana. Todo parece indicar que de lograr la aprobación de sus propuestas de reforma constitucional su caudillismo ya potente, se verá extraordinariamente reforzado.

El presidente venezolano llegó al poder por la vía electoral, encabezando una ola de enorme simpatía y esperanzas de su pueblo, frustrado por gobiernos incapaces de canalizar sus ansias de progreso. Como sucedió en Cuba, las curas que ha ofrecido han sido insuficientes y contraproducentes a pesar de la enorme riqueza disponible, dados los altos precios del petróleo. Se mantienen altas tasas de pobreza, corrupción y otros males, produciéndose a su vez una creciente fragmentación social, mientras se ha interferido abiertamente en los asuntos internos de otras naciones, lo cual ha motivado constantes fricciones con Estados Unidos y gobiernos de Latinoamérica y Europa.


Paralelamente, Chávez ha desarrollado una estrategia de alianzas con regímenes totalitarios, como Cuba, Irán, Siria, Bielorrusia y Corea del Norte. En adición ha puesto en marcha una costosa política armamentista, con el desvío de recursos necesarios para el progreso del país. A ello se agrega una habitual incontinencia oral, pletórica de vulgaridades, caracterizada por la abundancia de ofensas y descalificaciones, en la cual resalta la fidelidad al legado castrista como ideal a seguir: el “mar de la felicidad”, como ha calificado al disfuncional y represivo modelo cubano.

En caso de triunfar en su propósito de modificar la constitución, la posición caudillista de Chávez se reforzaría con funestas consecuencias para la patria de Bolívar, e incluso para sus vecinos debido al mesianismo y las enormes ansias de hegemonía mostradas. Sería el regreso de Venezuela a los peores momentos de su historia, de forma corregida y aumentada. En la práctica constituiría la restauración de un Juan Vicente (Bisonte) Gómez, o sea, tiempos de barbarie que traerían innumerables sufrimientos a los hermanos sudamericanos.

Por suerte, ya se aprecia la rebeldía del pueblo venezolano ante las asechanzas de una nueva tiranía que extiende sus tentáculos con falsas promesas nacionalistas y de justicia social, diabólicos mecanismos conocidos muy bien por el sufrido pueblo cubano. En primer lugar, la juventud con sus valientes estudiantes se ha lanzado a la lucha. Con la frescura juvenil desenmascaran a estos pseudo socialistas que bajo el manto de la supuesta creación de propiedad social persiguen crear un régimen totalitario y tornar a Venezuela como es Cuba, una granja particular para satisfacer las enormes ansias de poder, y convertir a todo el pueblo en siervos, despojándolos de iniciativas, capacidad creativa y libertad.

Los vecinos de Venezuela también deben tomar nota de estas perspectivas. Si Chávez, con menos poder ya ha sido fuente de continuas confrontaciones, es de imaginar de lo que sería capaz con su partido único y total dominio sobre la sociedad y la economía de la patria de Bolívar. Entonces ese probado ególatra, con sus ridículas ínfulas napoleónicas, no tendrá límites para sus apetencias y de ahí muy probablemente surgirán innumerables confrontaciones. No ver esto significaría seguir los pasos que llevaron a Europa a la Segunda Guerra Mundial, por lo que se impone hoy una contención radical del chavismo y toda su populista demagogia desestabilizadora.

Es de esperar que el pueblo de Venezuela, la nación de Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Simón Rodríguez, Rómulo Gallegos, Arturo Uslar Pietri y muchos hombres ilustres más, orgullos todos de Latino América, se oponga decididamente el próximo 2 de diciembre a la demagogia de Chávez, su tiranía y la barbarie que representa.

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