Venezuela
en el filo de la navaja
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - El
2 de diciembre se efectuará un referéndum en Venezuela
sobre una amplia propuesta de reforma a la Constitución que,
de ser aprobada, daría al Presidente Hugo Chávez un
dominio extraordinario sobre su pueblo. Las aspiraciones del chavismo
son modificar 69 artículos de la Carta Magna. Entre las prerrogativas
que obtendría el ejecutivo están el incremento notable
de su capacidad para dictar expropiaciones y regir el banco central
al quedar eliminada su autonomía. Por otra parte, tendrá
derecho a una ilimitada reelección y dictar con facilidad
períodos de excepción constitucional para gobernar
mediante decreto.
De aprobarse esta reforma constitucional sería
una ampliación del enorme poder de Chávez, quien controla
ya sectores determinantes de la economía -incluida la inmensa
riqueza petrolera-, un importante por ciento de la capacidad mediática
y un partido unificador de sus huestes, proceso que pudiera desembocar
en una única agrupación política a la usanza
cubana. Todo parece indicar que de lograr la aprobación de
sus propuestas de reforma constitucional su caudillismo ya potente,
se verá extraordinariamente reforzado.
El presidente venezolano llegó al poder por
la vía electoral, encabezando una ola de enorme simpatía
y esperanzas de su pueblo, frustrado por gobiernos incapaces de
canalizar sus ansias de progreso. Como sucedió en Cuba, las
curas que ha ofrecido han sido insuficientes y contraproducentes
a pesar de la enorme riqueza disponible, dados los altos precios
del petróleo. Se mantienen altas tasas de pobreza, corrupción
y otros males, produciéndose a su vez una creciente fragmentación
social, mientras se ha interferido abiertamente en los asuntos internos
de otras naciones, lo cual ha motivado constantes fricciones con
Estados Unidos y gobiernos de Latinoamérica y Europa.
Paralelamente, Chávez ha desarrollado una estrategia de alianzas
con regímenes totalitarios, como Cuba, Irán, Siria,
Bielorrusia y Corea del Norte. En adición ha puesto en marcha
una costosa política armamentista, con el desvío de
recursos necesarios para el progreso del país. A ello se
agrega una habitual incontinencia oral, pletórica de vulgaridades,
caracterizada por la abundancia de ofensas y descalificaciones,
en la cual resalta la fidelidad al legado castrista como ideal a
seguir: el “mar de la felicidad”, como ha calificado
al disfuncional y represivo modelo cubano.
En caso de triunfar en su propósito de modificar
la constitución, la posición caudillista de Chávez
se reforzaría con funestas consecuencias para la patria de
Bolívar, e incluso para sus vecinos debido al mesianismo
y las enormes ansias de hegemonía mostradas. Sería
el regreso de Venezuela a los peores momentos de su historia, de
forma corregida y aumentada. En la práctica constituiría
la restauración de un Juan Vicente (Bisonte) Gómez,
o sea, tiempos de barbarie que traerían innumerables sufrimientos
a los hermanos sudamericanos.
Por suerte, ya se aprecia la rebeldía del
pueblo venezolano ante las asechanzas de una nueva tiranía
que extiende sus tentáculos con falsas promesas nacionalistas
y de justicia social, diabólicos mecanismos conocidos muy
bien por el sufrido pueblo cubano. En primer lugar, la juventud
con sus valientes estudiantes se ha lanzado a la lucha. Con la frescura
juvenil desenmascaran a estos pseudo socialistas que bajo el manto
de la supuesta creación de propiedad social persiguen crear
un régimen totalitario y tornar a Venezuela como es Cuba,
una granja particular para satisfacer las enormes ansias de poder,
y convertir a todo el pueblo en siervos, despojándolos de
iniciativas, capacidad creativa y libertad.
Los vecinos de Venezuela también deben tomar
nota de estas perspectivas. Si Chávez, con menos poder ya
ha sido fuente de continuas confrontaciones, es de imaginar de lo
que sería capaz con su partido único y total dominio
sobre la sociedad y la economía de la patria de Bolívar.
Entonces ese probado ególatra, con sus ridículas ínfulas
napoleónicas, no tendrá límites para sus apetencias
y de ahí muy probablemente surgirán innumerables confrontaciones.
No ver esto significaría seguir los pasos que llevaron a
Europa a la Segunda Guerra Mundial, por lo que se impone hoy una
contención radical del chavismo y toda su populista demagogia
desestabilizadora.
Es de esperar que el pueblo de Venezuela, la
nación de Francisco de Miranda, Simón Bolívar,
Antonio José de Sucre, Simón Rodríguez, Rómulo
Gallegos, Arturo Uslar Pietri y muchos hombres ilustres más,
orgullos todos de Latino América, se oponga decididamente
el próximo 2 de diciembre a la demagogia de Chávez,
su tiranía y la barbarie que representa.
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