Cifras
sin fundamento (final)
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - En cuanto
a los carbohidratos, si se revisan las cifras publicadas por la
Organización para la Alimentación y la Agricultura
de la ONU (FAO) en el Sumario de 2005, hay países desarrollados
distantes del nivel señalado por el ministro José
Luis Rodríguez. Ningún país de nuestra región
se acerca a ese nivel de consumo de kilocalorías; una situación
inexplicable aún cuando en la mencionada cifra estén
incluidos los altos consumos de los más de dos millones de
turistas que visitaron Cuba en 2007.
En los informes presentados no se mencionó
el nivel de la inflación. Sin embargo, el gobierno cubano
reportó a CEPAL un crecimiento del índice de precios
al consumidor (IPC) del 2,5%; un porcentaje ridículo distante
de lo que sufrimos los cubanos por el aumento constante de los precios,
en particular de los alimentos. Baste mencionar que a mediados del
2006 el precio de la transportación terrestre interprovincial
se triplicó. Unos meses más tarde, igual sucedió
con los viajes por avión. Esos aumentos tienen que haber
impactado fuertemente el IPC en 2007.
Llama la atención que el salario promedio
mensual nuevamente creció en un porcentaje superior a la
productividad del trabajo, lo cual es preocupante, pues es una vieja
tendencia que no se supera. Tomando como base el año 2000,
la productividad creció hasta fines de 2007 hasta un 39,5%,
mientras el salario medio mensual lo hizo en un 7l, 0%, lo cual
crea una relación absolutamente negativa. Hay que aclarar
que el salario medio en 2007 ascendió a 408 pesos (16,32
CUC o pesos convertibles, al cambio oficial actual menos de 13 euros).
Respecto a la ejecución del presupuesto en
2007, la ministra Barreiro indicó que el déficit no
será mayor de 1 912, 0 millones de pesos, un 3,1% del PIB
esperado. Esta cantidad, aunque inferior al año anterior,
no tranquiliza a nadie puesto que el nivel del PIB, como se ha explicado,
está sobredimensionado, por lo cual la relación déficit/PIB
debe ser mucho mayor en términos reales. Para 2008 se programa
un déficit de 2 574,0 millones de pesos, un 3,8% del PIB
planificado, lo que indica un incremento notable del saldo negativo
respeto a años anteriores.
Desde hace tiempo, las autoridades cubanas no brindan
las cifras del dinero en circulación, lo cual pudiera indicar
un importante aumento del volumen financiero en manos de la población,
sin la correspondiente oferta en bienes y servicios. Algunos especialistas,
de forma extraoficial, han realizado estimados que sobrepasan los
20,0 miles de millones de pesos, factor preocupante que ya incide
en el acrecentamiento de las presión inflacionaria.
Desafortunadamente, existen otros importantes indicadores
también ausentes en los informes presentados, como los resultados
de la zafra azucarera de 2007, información sobre el estado
de la balanza de pagos y la deuda externa. Aunque fue reconocido
que la población volvió a reducirse en 2007, se soslayó
el monto del descenso, así como elementos indispensables
para evaluar este grave problema, como es la tasa de natalidad que,
como es conocido, en años anteriores ha tenido una contracción
de un 70,0% en relación con los niveles alcanzados en los
años sesenta.
Para el 2008 se plantea un crecimiento del PIB en
8,0%. Las interrogantes para este año son numerosas, pero
todo dependerá del inicio de las necesarias reformas económicas,
estructurales y de concepto, anunciadas por el General Raúl
Castro en su discurso del 26 de julio. La situación internacional
pudiera complicarse por el inicio de un proceso recesivo a escala
mundial que afectaría en primer lugar el consumo y, por tanto,
los precios de productos básicos como el petróleo.
Esto limitaría la capacidad de Venezuela de subvencionar
a Cuba. Ese sería un factor negativo adicional a la inestabilidad
política y económica actuante en ese país.
El comercio cubano-venezolano sobrepasa los 7,0 miles de millones
de dólares, ya cercano al 40,0% del intercambio total de
bienes y servicios de la Isla. Si estas relaciones se contrajeran
las consecuencias serían desastrosas para la economía
y la sociedad cubanas, dado el grado de dependencia presente.
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