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21 de octubre de 2008
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¡Última  noticia!

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - A las ocho y media de la noche los islotes de luz de las pocas farolas ocultan los rostros de los transeúntes. En los portales de las casas algún vecino vigila la noche y aprovecha la brisa de octubre.

Sólo la luz de los portales ilumina a los transeúntes. Las sombras emiten una señal numérica: “69, 59, 1”. Y enseguida: “Salió el Loco, el pozo y el caballo”, “69, 59, 1”, anuncia bajito otro al pasar frente a una vecina que se mece en su sillón. La mujer no respondió, pero seguramente captó el mensaje.   

En el trayecto tres personas han dicho lo mismo al pasar junto a mí. Porque vivo  hace años en el barrio reconozco el mensaje y doy las gracias. “69, 59, 1”.

Esta es la ¡última noticia! En la emisión estelar del noticiario de la televisión nacional nadie la mencionó, sino en una estación de radio de Miami. El misterio de los números no es otro que las cifras que salieron premiadas en “la bolita”, una lotería que se juega en La Habana y a la que miles apuestan secretamente algún dinero, día tras día, a pesar de las prohibiciones que pesan sobre los cubanos.

Hay quien ha reparado su casa o construido un techo  nuevo con lo ganado. La bolita es la tabla de salvación de muchos pobres en este mundo de socialismo tropical, donde la magia de sobrevivir y la vida misma devienen una sola. Al mismo tiempo, la perdición de quien osa no pagar sus deudas, una vez  vencido el plazo. Porque las deudas de la bolita se pagan muchas veces con sangre.

La bolita se juega por la charada desde tiempos coloniales y durante varios períodos de gobierno republicano fue absolutamente prohibida. Después de 1959, el gobierno suprimió y prohibió cualquier forma de juego donde se  apostara dinero.

Los números a jugar son escogidos por diferentes vías. Pueden llegarles a la cabeza a través de un sueño, una premonición o un hecho insólito del que sea testigo el apostador y le sirva de referencia. El término “charada” (del francés, charade) significa acertijo en que se trata de adivinar una palabra haciendo una indicación sobre su significado y el de las palabras que resultan al tomar una o varias sílabas de aquella. Luego se buscan los números que corresponden.

Generalmente, se procede de la manera siguiente: si sueña con  un río, la palabra empieza con r, letra que tiene asignado el valor 4; si soñó que navegaba en un barco que corresponde a un 3, entonces debe jugar el 43. A partir de las fechas de nacimiento, quien nació en enero deberá jugar los terminales en 1, 11, 21, 31, etc. Los nacidos en febrero en 8,  jugarán 18, 28, 38, etc. Para los de marzo el terminal es 7. Los nacidos en abril jugarán los terminales 5, los de mayo el 2, los de junio el 9, los de julio el 4, igual que los de agosto, aunque cuando se juegue con este terminal en el último mes del año lo hará preferentemente en los días impares.

A los nacidos en septiembre su terminal de suerte es el 6, que también corresponde a los nacidos en octubre. Pero hay que tener en cuenta que deben jugar los días que no sean primos (3, 5, 7, 11, 13, 17, 19, 23, 27, 29). Los nacidos en noviembre jugarán los terminales con 2 y los nacidos en diciembre tendrán el 0 como numero de suerte.

Las charadas conocidas son la china, la cubana, la india, la americana y la mejicana. No es extraño que correspondan con culturas en las que las supersticiones ocupan un espacio importante.

Mucho de todo esto se ha perdido debido a las prohibiciones de las autoridades, pero no deja de ser interesante el entrecruzamiento de sueños, premoniciones, atisbos, números y cifras que encierran sabiduría para muchos, hoy extraviados en la noche del tiempo.

 

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