Juanes cruzó la cuerda floja

Moisés Leonardo Rodríguez

LA HABANA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org -Curiosidad, gusto por la música, novedad, identificación con el propósito, o una mezcla de todo eso, sustituyó a las presiones institucionales para, por vez primera en nuestra historia, reunir a alrededor de un millón de cubanos en la Plaza, que aunque hoy nombren de la Revolución, volvió a ser de facto por más de cuatro horas, nuestra Plaza Cívica.

Juanes, Bosé, Tañón y los otros artistas que de corazón quisieron cantarle a la paz, en su día lograron su objetivo. Lo sobrepasaron en expectativas. No sólo por reunir espontáneamente alrededor de un millón de personas, sino además, por haber logrado un consenso entre ellos y millones más que no estuvieron físicamente presentes.

Ese consenso es a favor de un nuevo orden nacional e internacional no sustentado en los caprichos de los poderosos, ni en doctrinas diferenciantes, sino en los anhelos comunes de los de abajo. A favor de cambios basados en el reconocimiento de la igualdad, en dignidad y derechos, de todos los hombres, en la libertad de elección  responsable de cada quien, el respeto al otro y el amor en lugar de odios, que lleven como resultado a la paz individual y colectiva.

Se vitoreó a la Cuba de todos los cubanos y no a la que han secuestrado unos pocos. Se demandó el cese de la guerra en el hermano pueblo colombiano y la liberación de los rehenes, de todos los rehenes en el mundo.

La única nota discordante la dio el director de la orquesta Los Van Van cuando, en un obvio gesto de rencor por el boicot a sus actuaciones en EU en una ocasión, expresó la bravuconada de que el concierto se había efectuado “duélale a quien le duela”. Infeliz frase, que paradójicamente apareció como la más destacada en el primer párrafo del triunfalista artículo de primera plana, publicado ayer en el periódico Granma, medio  oficial del Partido Comunista. Olvidó Juan Formell lo que seguramente su padrino de religión debe haberle enseñado.

Invocación continúa a Dios, versos del Apóstol José Martí, y apuestas por el amor, la tolerancia y la paz diferenciaron a los de intenciones definidas, con los que interpretaron sus éxitos Hacerte venir y Ojala, de posibles interpretaciones diversas y hasta excluyentes.

El concierto por la paz recalcó, con el idioma internacional de la música, que ella es imprescindible y que para alcanzarla se necesitan cambios en las mentes y corazones de todos los hombres y pueblos sin excluir a los cubanos.

Juanes y los que le acompañaron de corazón lograron caminar por la cuerda floja sin caer a uno u otro lado.