Imagen y semejanza

José  A. Fornaris, Cuba-Verdad

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) -  Si algo se parece en Cuba a Fidel Castro es el programa televisivo Mesa Redonda. Es un sayón hecho para su propia talla; su justa imagen y semejanza. 

De acuerdo con lo dicho de forma privada por algunos empleados del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), es la hora y media diaria  de la pequeña pantalla que menos teleaudiencia tiene. 

El programa tiene su público, e incluso muchos periodistas independientes y opositores pacíficos forman parte importante de la teleaudiencia, por razones notorias. 

Estos fueron algunos de los temas abordados por los panelistas en el mes de agosto: Análisis de la situación en Afganistán. Estados Unidos: crisis, guerra y reforma del seguro de salud. Miami, Posadas Carriles y la política anticubana. Irak, derechos inhumanos. La larga gira de Hillary Clinton por once naciones africanas. Bases militares norteamericanas y conflictos alrededor del mundo. América Latina: integración  contra hegemonía imperial. 

Los participantes, la mayoría de las veces los mismos, censuran, critican, aconsejan  y aportan soluciones a muchos de los disímiles problemas que aseguran ellos afrontan comunidades y sociedades de un manojo de países. De Cuba, donde tiene puestas las patas Mesa Redonda, no se aborda ningún problema.  

Mientras tanto, la gente sigue escapando por donde quiera que exista un hueco, la corrupción mantiene ajustadas sus botas de siete leguas, las tiendas que comercian en divisa bajan aun más la variedad de sus ofertas, le quitan a ancianos y a otras personas desvalidas los 85 pesos (alrededor de cuatro dólares) mensuales que les entregaba Seguridad Social, retornan a las ciudades los institutos preuniversitarios que mantenían régimen de interno en las zonas rurales, debido a la agobiante situación económica que sufre la isla. 

La lista es larga, pero los cultivadores de recetas para la solución de problemas fronteras afueras, no parecen estar al tanto de las dificultades por la que atraviesa hace muchos años la inmensa mayoría de la población cubana. 

No obstante, tiene validez cívica continuar al tanto de lo que dice Mesa Redonda,  porque allí, en buena medida, se puede observar el rostro del régimen. Y durante muchos años se ha afirmado que el rostro es el reflejo del alma.