: Cuba: Arma blanca
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Arma blanca

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press  

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - El permiso de salida es un cuchillo de doble filo y punta siempre afilada. Con esta especie de bayoneta se arrinconan los derechos humanos y la posibilidad de que Cuba se convierta en una nación decente.

Esos son los arsenales escondidos tras los pomos de edulcorantes con los que dulcifican un sistema marcado por el sabor amargo de la podredumbre. La entrada o salida del país es una decisión tomada en un cuartel por policías que, primero repasan los detalles del solicitante, y luego deciden a la manera de fiscales, prestos a dictar sentencia.

Es una verdad cruel dentro de la iconografía de yeso puesta en los altares por la revolución socialista. Mucha gente alrededor del mundo prefiere recrearse en las  figuras que denotan virtud y pudor. Sus tiros visuales no alcanzan para atrapar el brillo de los cuchillos, las ásperas superficies de los garrotes.

Con ese arsenal se han construido los muros de una cárcel donde purgan condenas la soberanía nacional, el futuro del país y las esperanzas de más de once millones de habitantes.

Ahora mismo, al opositor Héctor Palacios le han comunicado las condiciones para que pueda volver a salir de Cuba a cumplir con lo estipulado por los médicos españoles que le atendieron, en Madrid hace alrededor de un año. La partida debe ser sin regreso. Es decir que tiene que quedarse en España o simplemente recurrir a los servicios sanitarios cubanos, que el afectado considera poco fiables desde el punto de vista profesional y ético, a causa del deterioro generalizado de la salud pública y la omnipotencia de la policía política en todos los asuntos del país.

Palacios, por gestiones del gobierno español, obtuvo en el año 2007 una visa para atenderse en el hospital San Carlos. Después de los exámenes médicos y posteriores procedimientos que incluyeron la implantación de un marcapasos, decidió cumplir con una serie de invitaciones, por lo cual recorrió varios países, entre ellos, Polonia, México y Estados Unidos, acompañado por su esposa Gisela Delgado.

Los turnos médicos que debían comenzar a partir del 15 de febrero de 2009, con el fin de chequear media docena de patologías agravadas en los 48 meses de encarcelamiento de su sanción de 20 años, quedan anulados por la decisión de un coronel de la Seguridad de Estado, de apellido Samper.

Palacio, con licencia extrapenal desde el 6 de diciembre de 2006, ha rechazado los requisitos impuestos para acceder a la llamada tarjeta blanca. No quiere abandonar, con carácter definitivo, el país del cual es ciudadano, y prefiere enfrentar las consecuencias de su elección.

Sus enfermedades  pudieran agravarse al no contar con el seguimiento previsto por los galenos españoles, pero según advirtió, no va a aceptar lo que considera una flagrante violación de sus libertades fundamentales.

En el curso de un breve análisis sobresalen paradojas en relación con el uso del permiso de salida como instrumento de coerción psicológica, y además, queda demostrada la indefensión legal  de las víctimas ante un abuso de poder que desdibuja la ruindad moral de sus perpetradores.

Centenares de personas aguardan por una autorización para irse de Cuba definitivamente, sin respuesta alguna luego de varios años. En este grupo hay disidentes, graduados universitarios, personal de salud pública y familiares de personas que han escapado a otros países mientras se encontraban cumpliendo con programas de cooperación en las esferas de la salud, educación o deportes, en naciones del Tercer Mundo.

Tal práctica obedece a razones de estado basadas en un amplio abanico de medios en línea con el mantenimiento del terror como parte de una torcida institucionalidad. Un caso emblemático que presenta signos de alevosía y locura, es el la doctora Hilda Molina, quien hace más de 10 años aguarda por el otorgamiento del permiso para ir a conocer a sus nietos nacidos en Argentina.

Eso que alguien alguna vez se atrevió a llamar tarjeta blanca no tiene sentido. Ese artefacto tiene filo por ambos bordes, y en la punta una terminación inmejorable para aumentar sus estragos. Es un peligroso juguete en las manos de los verdugos. Es, aunque no lo parezca, una temible arma blanca.

oliverajorge75@yahoo.com 

 

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