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Carta a Guillermo Fariñas

Luis Cino

LA HABANA, Cuba, abril (PD, www.cubanet.org ) –

Querido Coco, hermano:

No es la primera vez que te pido dejes una huelga de hambre. Desde que nos conocimos, hace ya varios años (que en estas circunstancias valen por décadas) sabes que en una de las pocas cosas que discrepamos es en el uso de las huelgas de hambre como método de lucha. Obviamente estoy en contra de todo lo que vaya contra la vida humana, el más preciado don concedido por Dios.

Te he dicho muchas veces  desde que  tengo el privilegio de ser tu amigo, que eres más importante  como el excelente periodista en que te has convertido que como mártir.

Sé que es difícil te pueda convencer. Te conozco bien. Me parece oírte decir que antes que no lo respeten a uno, es preferible la muerte. Que cualquier causa es buena para morir siempre que uno crea en ella con el corazón y todo lo demás.

¿Y acaso crees que alguien, aún el régimen, es  capaz de no respetarte? Sólo que este régimen es demasiado soberbio para negociar. El caso de Orlando Zapata Tamayo, que sólo reclamaba le fuera reconocido el status de prisionero de conciencia, lo demostró. En su  desesperación, la dictadura cava más honda la trinchera y se blinda contra el repudio internacional.

Y aquí estamos en este dramático callejón sin salida en el que al final, todos, sin excepción, salimos perdiendo, pero especialmente tú. El régimen ya perdió todo lo que iba a perder. Su fea entraña está al descubierto. ¿Para qué subir más la parada? Aterra la posibilidad de que mueran más hermanos valiosos para oponerse a una dictadura tan intransigentemente ridícula.

¡Qué daño nos han hecho a los cubanos (a todos, no sólo a ti) los himnos guerreros, las historias de martirologio, las estatuas de bronce de los héroes y las consignas de muerte a cambio de la patria, la tierra, el socialismo, la libertad o lo que sea, durante tantos años! ¡Qué mierda tanta vaina, Coco! ¿No será tiempo de reclamar también por la Vida, así con mayúsculas?

Mi hermanito, cuando haya libertad, no quiero llevar flores a tu tumba. No me gustan los cementerios, menos los mausoleos. Prefiero andar contigo por Condado, cruzar el Bélico, tomarnos un café en La Chirusa y recordar  anécdotas de este tiempo que hoy parece interminable.  

Te lo vuelvo a decir alto y claro. Discrepo totalmente de ti cuando dijiste que Cuba en esta hora necesita mártires. Ya hubo demasiados mártires en nuestra historia. Ojala no haya uno más. Para enderezar la patria nueva, se necesitan personas inteligentes, honestas y dignas. Como tú.  Por eso te necesitamos vivo y sano, coño.

Un abrazo del tamaño del universo,

Luis

luicino2004@yahoo.com




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