José  Fornaris (PD)

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - A veces, los medios  oficialistas de la isla  le otorgan a Hugo Chávez los calificativos de estadista y dignatario. Pero, mentalmente, resulta en extremo difícil  situar a esa persona dentro de esos roles. 

Varias veces me he preguntado cómo fue posible que Chávez llegara a la presidencia de Venezuela a través  de las urnas, no sólo por su intentona golpista que costó decenas de vidas humanas sino, además, por su marcada mediocridad. 

Ahora acaba de anunciar que si su país es agredido militarmente suspenderá los envíos de petróleo a Estados Unidos, “aunque tengamos que comer piedras”. Es fácil imaginárselo en la Edad de Piedra y comiendo otra cosa, pero no piedras. Su incontinencia verbal no es lo peor, es que  aunque habla hasta por los codos no dice una frase ni medio brillante. 

El Presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández, estuvo unas horas de visita en Cuba a partir del día 22 de julio y dio una conferencia magistral en el  Aula Magna de la  Universidad  de La Habana acerca de de la crisis financiera internacional. Ahí fue posible apreciar a un estadista latinoamericano. 

Por cierto que no está  muy bien deletreada esa brevísima visita de Fernández. Aunque se reunió con Raúl Castro, la conferencia no era imprescindible. Él  vino casi directamente de Washington para La Habana. Pero ese es otro tema. 

El anuncio de la presunta agresión de Estados Unidos y Colombia a Venezuela, parece guardar relación con las elecciones legislativas venezolanas, que deben celebrarse en septiembre. La “denuncia” y las amenazas de represiones petroleras de Chávez son algo muy burdo. 

La ruptura de relaciones con Colombia evidencia la incapacidad  de Chávez  para hacer creíble o digerible su discurso. Si lo que estaba diciendo Álvaro Uribe era falso, hubiera sido muy fácil para Chávez ponerlo en  ridículo, al término de su mandato, permitiendo que una comisión internacional investigara sus acusaciones. Chávez hubiera podido también esperar unos días a que Juan Manuel Santos  tomara posesión de la presidencia en Colombia para tomar una decisión tan drástica. 

Lo que dijo el vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, José Ramón Machado Ventura, el pasado  26 de julio al referirse a “la posible agresión militar a Venezuela”, de que ese país “contará siempre con el firme respaldo de todos los cubanos”, es simple retórica. 

¿En qué momento se les preguntó eso a los cubanos? ¿De dónde salió esa unanimidad? Los cubanos no desean para nada un enfrentamiento bélico con Estados Unidos o Colombia, y menos por un individuo tan impopular como Chávez. 

Si los venezolanos logran comenzar a quitarse al “come  piedra” de encima a partir de las elecciones parlamentarias de septiembre, obtendrían una victoria que honraría al propio Bolívar. Y los cubanos, que desean el triunfo de la democracia en la isla, seguramente les estarían muy agradecidos.