La Revista
recomienda "Cartas a Leandro"
Luis de la Paz. La
Revista / Diario Las Américas. Viernes 11 de enero de 2002.
Hay voceros, en algunos
casos pagados, en otros con carácter de tontos útiles,
repitiendo una y otra vez que en Cuba existe una apertura cultural, y siempre
usan los mismos ejemplos, los de aquellos que quieren estar en el juego y
saben hasta dónde pueden llegar sin molestar a quienes los aúpan,
permitiéndoles nadar, como hábiles peces, entre las dos
orillas; esa franja que separa la honestidad literaria del oportunismo cómplice.
Pero hay otros que no se dejan doblegar, y resistiendo los embates, y el
desgaste, que provoca enfrentarse al poder absolutista de una tiranía
como la cubana, realizan su obra con dignidad. Ellos, muchas veces, son los
que realmente cuentan. Pienso en Reinaldo Arenas y René Ariza, en
Lezama y Virgilio, hombres de los setenta, pero también en otros más
contemporáneos, como Miguel Angel Ponce de León (Poncito), que
recientemente murió y dejó un valioso libro, "Crónicas
desde La Habana", y Ramón Díaz Marzo, quien acaba de
publicar "Cartas a Leandro" (Ediciones Cubanet, 2001), libro que es
presentado como una obra testimonial autobiográfica. Sin embargo, la
pieza es también una novela, pues su concepción formal dicta
esas pautas. Leandro no existe, es un personaje de ficción, quizás
un poco la conciencia, el eco de los padecimientos y a su vez, como todo
acto en medio del desastre, una esperanza.
"Cartas a Leandro"
está escrito en el lenguaje de lo cotidiano, lo que le imprime a este
libro una carga de espontaneidad y autenticidad que despierta, desde la
primera página, el interés de los lectores, que no sólo
se meten en la lectura, sino que, además, se identifican con la
tragedia de los personajes, los cuales, sobre todo para aquellos que son
cubanos, de alguna manera somos nosotros mismos.
Es un libro
imprescindible para conocer la Cuba actual. El escritor Antonio Conte dice en
la introducción: "Cartas a Leandro puede ser una pista que nos
lleve a descubrir la literatura marginal que se escribe en la Isla, lejos de
los bombos y platillos del boom literario cubano de los últimos
tiempos, y de los escritores y poetas que viven en Cuba, entran y salen del
país sin restricciones, cuyas obras son autorizadas y editadas".
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