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Los demonios pelean en Punta Hicacos

Carlos Ríos Otero

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - En el polo turístico de Varadero, 17 kilómetros de playa al norte de la provincia de Matanzas, Punta Hicacos es un emporio de influencia de la casta militar cubana. 

En la playa azul, las corporaciones del turismo disputan como aves de rapiña un espacio para construir un hotel, un bungalow, un night club o una villa paradisíaca. La puja es movilizada por los emprendedores ministerios de Turismo, Colaboración Extranjera, Comercio Exterior, Relaciones Exteriores y la Cámara de Comercio. Pero las decisiones se toman en el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros. 

Esas decisiones las tomaba antes el destronado vicepresidente Carlos Lage. El otrora Secretario Ejecutivo de ese Comité, en sus años felices, repartía el pastel con el visto bueno del Máximo Líder.  

Hoy, el puesto está ocupado por un general que goza de la confianza de Raúl Castro. El Secretario del Comité Ejecutivo es en la práctica una especie de primer ministro y no un funcionario cualquiera, como malintencionadamente afirman. Además del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, controla el balance y los depósitos bancarios de divisas y otros asuntos secretos. No era ingenuo el sobrenombre de Lage: “zar de las finanzas”. 

El Comité Ejecutivo, una entidad burocrática, ahora está invadido por generales del Ministerio de las Fuerzas Armadas y fundadores de los servicios secretos.   

De las cadenas hoteleras que están imponiendo su presencia en Hicacos, la principal es Gaviota, adscrita al Ministerio de las Fuerzas Armadas. Sus directivos son oficiales retirados de las FAR. Su tendencia de desviar comestibles de las despensas, afecta la variedad culinaria y los costos de los platos de los chefs. 

Los directivos de las cadenas hoteleras Azul, Horizontes y otras pertenecientes al Ministerio de Turismo, provienen del Ministerio del Interior y el Partido Comunista.
En Villa Cuba recalan altos funcionarios de la nomenclatura y sus familiares. 

El chef de un restaurante de Varadero, comentó, bromeando, en voz baja: "A los ex-militares, ambiciosos y comilones, es mejor dejarlos tranquilos, son peligrosos. Los zapaticos de rosa que Pilar dejó para darse un chapuzón, seguro que los robó un ex -oficial de las FAR". 

cubano2000cisd@yahoo.es