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Temores 

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - El biógrafo cubano Gerardo Rodríguez, comenta en su libro Maceo, héroe y caudillo, cómo la esposa del cubano, Trinidad Ramírez, se negó a secundar el movimiento separatista en el siglo XIX, y denunció a los españoles los planes de Carlos Manuel de Céspedes. 

El inicio de la lucha por la independencia de Cuba estaba fijado para el 14 de octubre de 1868. Debido a la delación de la dama, se adelantó el alzamiento para el 10 de octubre en el ingenio La Demajagua. 

A los 141 años del Grito de Yara, otros cubanos fueron delatados y obligados a posponer o adelantar sus actividades para conmemorar el 10 de octubre. Me refiero a los miembros de la oposición pacífica, que busca la emancipación del totalitarismo impuesto por Fidel y Raúl Castro. 

En vísperas de cada celebración opositora, es tarea de primer orden para la policía política poner en práctica el guión del “buen consejo”. Las persecuciones, acosos y arrestos suelen arreciar el 28 de enero (natalicio de José Martí), el 20 de mayo (instauración de República) y el 10 de octubre.  

A muchos nos sorprenden con una simple visita de advertencia: “Sabes que mañana hay una reunión. Te aconsejamos que te quedes en casa”. Los más temerarios, los que no hacen caso de las advertencias, pasan horas tras las rejas. 

Si hace más de un siglo la esposa de Trinidad Ramírez delató a los independentistas ¿cuántos hoy, con la doble moral a cuestas merodean o están dentro de la oposición pacífica? 

No fui invitado por ningún grupo de la oposición interna a conmemorar el 10 de octubre. Sin embargo, fui amenazado el 8 de octubre por dos agentes del departamento 21 de Seguridad del Estado. Lo mismo sucedió con los periodistas independientes Laritza Diversent, Luis Cino y José Antonio Fornaris. 

A pesar de las advertencias de la víspera y de las detenciones, encaminadas a desarticular las actividades pacíficas a puertas cerradas, algunos lograron burlar el cerco.  

Tras un asalto fallido a la finca Santa Isabel el 9 de octubre de 1868, donde supuestamente se encontraban Céspedes y un grupo de separatistas, la guardia colonial regresó a Manzanillo atemorizada. Relata Gerardo Rodríguez que ese día, “como medida de previsión, movilizan guardias y patrullas que recorren toda la noche las calles de la ciudad”. 

Hoy, con el mismo temor que sintieron entonces los españoles, la oposición está sitiada, porque cada día se conmemora la víspera de la caída del régimen.