Julio 12, 2001
Canción de cuna para un
grillete viejo
Víctor Domínguez, Lux Info Press
LA HABANA, 11 de julio - Los eventos teóricos para debatir sobre la
democratización del discurso en los medios audiovisuales y radiofónicos
cubanos se han convertido en una especie de canción de cuna para
despertar un grillete viejo que tiene aprisionado el sueño recurrente de
los artistas y escritores de Cuba: la libertad de expresión plural.
Este concepto, contrapuesto a la teoría totalitaria de que todos
tienen derecho a expresarse con "libertad" siempre que sus argumentos
apoyen los presupuestos ideológicos del sistema, cede terreno, paradójicamente,
a medida que aumenta el número de espacios donde se reclama su puesta en
práctica.
La realización a partir de hoy y hasta el miércoles del evento
"Hacia una nueva imagen de la televisión cubana", con sede en
el centro internacional de prensa de la capital, si bien contempla debatir este
llamado será otro ejercicio más en la rutinaria fachada de los círculos
intelectuales del país, ya que la dependencia total de los intereses político-ideológicos
del régimen les impide trazar una programación donde se respeten
los criterios individuales o donde converjan, en igualdad de condiciones, todos
los matices de la realidad nacional.
El atrincheramiento de las autoridades del país, con el apoyo de las
denominadas organizaciones no gubernamentales como la Unión de Escritores
y Artistas de Cuba (UNEAC) y el Instituto Cubano del Arte y la Industria
Cinematográfica (ICAIC), entre otras, han impedido a lo largo de 42 años
que aparezca en pantalla o a través del espectro radial cualquier obra
que cuestione abiertamente las interioridades de un sistema que no admite otra
visión sobre la sociedad que no sea la suya.
Películas como "Alicia en el pueblo de maravillas" o "Guantanamera",
de los realizadores Rolando Díaz y el dúo de Tomás Gutiérrez
Alea y Juan Carlos Tabío, respectivamente, fueron retiradas de por vida
de las pantallas cubanas por "tergiversar una realidad con propósitos
desestabilizadores".
Igual suerte corrió el "Programa de Ramón",
propuesta radial escrita y dirigida por el hoy exiliado Ramón Fernández
Larrea, que logró romper récords de audiencia con un proyecto satírico-humorístico
que reveló hasta sus raíces todas las contradicciones de la
sociedad cerrada a la expresión plural.
El sueño de democratizar el discurso en medios audiovisuales que cada
día se afianzan más como instrumentos de poder político, no
se logrará con eventos adonde acuden los mismos que defienden -por
intereses arribistas o prebendas ganadas en el ejercicio de la sumisión-
la estrategia gubernamental de impedir que se muestren o escuchen el pensar y el
sentir provenientes de la otra cara de nuestra realidad.
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