LA HABANA, Cuba.- “¿¡En dónde lo gozas tú?!, preguntaba el DJ; “En Disco Havana Club”, respondían los que frecuentaban las noches de fiestas, matinées y música dance en la discoteca del hotel Comodoro, en La Habana.
En los años 90 esta sería considerada la mejor discoteca de Cuba y una de las más concurridas de la capital. Hoy sus sus alrededores se han convertido en un visible vertedero de inmundicias y escombros.
La discoteca fue inaugurada en 1991. En principio fue una empresa mixta entre Cubanacán y Habana S.A., que era un grupo de inversionistas españoles, según contó a Cubanet Pedro Rodríguez, antiguo gerente de la instalación radicado hoy en Miami.
“La parte española la encabezaba Manuel Giró, un empresario catalán dueño de la marca de Ginebra MG (MG Destilerías) y uno de los socios y primer gerente fue el catalán Jordi Escarrá”, explicó.
Según quienes la visitaron en su época de oro, la Disco Havana Club fue el epicentro del movimiento de la música dance, otrora símbolo de las noches de fiesta y también de la corrupción en La Habana de los 90.
Precisamente su primer cierre tuvo lugar en octubre de 1998, en medio de la conocida como “Operación Lacra”, un operativo policial realizado en La Habana para tratar de detener el aumento de la prostitución así como la venta de estupefacientes en ese tipo de lugares.
Aunque ninguno de los entrevistados (visitantes y trabajadores de la Disco Havana Club) no recuerdan una fecha exacta de reapertura, puede decirse que cerró nuevamente, esta vez de manera definitiva, entre mediados del 2000 y finales del 2001.
Precisamente, el escritor cubano Amir Valle, autor de libros como Jineteras, Habana Babilonia, La Habana puerta de Las Américas…, cree recordar que el cierre definitivo se produjo entre los meses de junio y julio del 2000.
“Uno de los runrunes sobre el cierre tenía que ver con que uno de los hijitos de ‘Papá’ (tengo entendido que de Fidel) usaba ese sitio para presentarle jineteras a los turistas ‘amigos de Papá’; pero ciertamente eso no pasó de ser un rumor, pues aunque yo mismo me topé en esa discoteca un para de veces con Antonio, el hijo de Fidel, acompañado siempre de una amante de turno, la verdad es que no pude comprobar más que lo que vieron allí mis ojos”, contó a CubaNet.
Disco Havana Club: música dance y tráfico “de todo”
Ubicada al lado del mar, la disco del Comodoro tuvo un papel importante en el movimiento de la música dance ocurrido en los años 90 en Cuba y es aún recordada como la mejor discoteca de todos los tiempos.
Pedro Rodríguez fue gerente de la instalación desde el 93 hasta mediados del 95 y cree que tenía “un ángel especial”. “No hay nadie que haya estado allí que no tenga un recuerdo nostálgico del lugar”, refirió.
En la discoteca, además de los extranjeros, tenían sus entradas aseguradas la Juventud Comunista; para ellos, un total de 300 parejas diarias. Quienes adquirían esas entradas sólo debían pagar 150 pesos en moneda nacional y tenían derecho también a un sandwich y dos bebidas.
La entrada normal, en divisa, costaba 10 dólares con un consumo incluido, sin embargo esto fluctuaba, pues hubo momentos en los que se cobraba 10 o 15 dólares sin consumo incluido.
A los jóvenes que no fueran de la Juventud “en principio no se les permitía entrar, a no ser que vinieran invitados por un turista, pero solos no podían entrar”, explicó Rodríguez.
“Sin embargo, hubo una época en que se hacían los domingos las matinées, abiertas para todo el que pudiera pagar dos dólares la entrada; sólo se vendía cerveza y refrescos y esas matinées fueron muy populares en La Habana”, agregó.
Para el ex gerente esa fue una “época de oro” a pesar de todas las prohibiciones; “pero justo en agosto del 93 se despenalizó el dólar y las cosas se relajaron un poco, los jóvenes no afines a la UJC podían de alguna manera acceder”, relató.
Según recuerda Rodríguez, el último cierre de la discoteca del Comodoro “fue el más sonado”, con el gerente y varios trabajadores a la cárcel. “Después de ese cierre abrió pero como un restaurante vegetariano. Fue un fracaso”.
Asimismo, relató que “todos los personajes extranjeros que visitaban Cuba en aquella época visitaban la discoteca y se gastaban verdaderas fortunas en una noche”.
“Se consumía mensualmente cientos de botellas Dom Pérignon, Moët Chandon. Los bartenders y camareros bien podían irse cada noche con una pequeña fortuna. Una cubata costaba siete dólares y una cerveza cinco, eso era lo más barato”.
Pedro Rodríguez cree que las drogas (uno de los motivos principales por los que cerró la Disco Havana Club) la traían los turistas para su consumo, y poco a poco empezaron a aparecer gente que la consumía o la vendía.
“En aquella época el principal consumo era de los turistas. El cubano no tenía hábitos de consumir ninguna droga”, dijo.
Amir Valle, sin embargo, la recuerda como “un verdadero antro donde algunos personajes que evidentemente estaban conectados con el poder político o militar traficaban de todo”.
“En lo personal, vi tráfico de habanos, venta de mariguana, conversaciones para venta ilegal de obras de arte (cuadros de pintores famosos… fui testigo de la venta a un turista español de uno de los diablillos que Lam dibujó a lápiz en Francia), y aunque no pude comprobarlo, era obvio que algunos consumían cocaína”, comentó.
“Recuerdo que uno de los custodios, precisamente al que yo pagaba 10 dólares cada vez que necesité entrar, me comentó que con las cosas que él veía allí dentro y por la cantidad de jerarcas o hijos de jerarcas que iban allí, el día que aquello reventara las cenizas del explote llegarían hasta Marte”, agregó.
No sólo las cenizas del “explote” de la discoteca del Comodoro llegaron a Marte, hoy la destrucción y la desidia también se adueñaron del inmueble, recordados por muchos como la mejor discoteca de Cuba.
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