“Pelar caña para mí es un arte, un arte del cual depende en gran parte la calidad del guarapo. Cuando no se raspa bien, el líquido sale oscuro y ese no le gusta mucho a la gente, aunque la caña esté buena y fresca”.
“No es un trabajo fácil. Yo pelo entre 150 o 160 cañas a diario, todo se hace manual. Me pagan dos pesos cubanos por caña, salgo en el mes mejor que mi pensión que es de 1500 pesos. Llego a la casa cansado, con dolor en los brazos, pero como está la situación hoy en día no queda de otra. Además, a mi me gusta lo que hago y como te dije, soy un artista de la caña”.