LA HABANA, Cuba.- Los cubanos recibieron 2015 alegres e ilusionados, pero lo despiden tristes y desesperanzados.
Los gobernantes cubanos no podrán achacar al gobierno de Estados Unidos la crisis existente y la catástrofe que la sabiduría popular siente avanzar. Durante todo el año se escuchó a muchísimas personas de todas las edades decir: “No me vengan a decir que la culpa es de los americanos”, así como que “el gobierno no abre para que las medidas de Obama nos beneficien”.
Dos noticias han deprimido aún más al pueblo: el resultado de las elecciones en Venezuela y el anuncio del supuesto crecimiento del 4% del PIB cubano. La primera porque los cubanos presienten la repetición de los apagones y las carencias de los años 1990, y la segunda porque la vida cotidiana demuestra que es una falsedad. La mayoría de la población ha demostrado indiferencia hacia el chavismo, pero teme que sin el apoyo económico de Venezuela sobrevendrán las calamidades en Cuba. Mientras, se percató de que el gobierno cubano ha estado dilapidando el interés de invertir foráneo motivado por las posibilidades abiertas con el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. Solamente los dirigentes con su entorno y una pequeña cantidad de cubanos exitosos pudieron preparar cenas con las comidas, bebidas y adornos tradicionales de la época, con fiestas quizás fastuosas y regalos de Santa Claus o Los Tres Reyes Magos.
Una señora de 96 años, militante del Partido Comunista de Cuba aún, contaba que tiene una pensión de 270 pesos (unos 10 dólares) y de ellos paga 57 del crédito del refrigerador que el gobierno le vendió financiado hace años. Profesora durante decenios, participante en todas las tareas de la revolución, estaba convencida de que Cuba tendría prosperidad. Ahora no tiene dinero para comprar los alimentos necesarios, y menos aún para celebrar el fin de año. A veces sus familiares le envían dinero desde el exterior, y sus nietos la ayudan para que pueda comer.
Las iglesias católicas se llenaron en la Misa de Gallo, la noche del 24 de diciembre. Después de 40 años de veda religiosa, comenzó la evangelización abiertamente, gracias a las visitas de los tres Papas y el acercamiento de Fidel y Raúl Castro, procurando reconocimiento internacional y la ayuda para restituir los valores éticos y morales por ellos destruidos. En la homilía de la iglesia donde asistí, el cura explicó el significado de la fecha y se refirió a los grandes problemas que soportan los cubanos diariamente, tratando de infundir fortaleza para afrontarlos.
En 2015, la población padeció el incremento de precios de los productos agropecuarios porque continuó la baja producción. El gobierno anunció que la carne de puerco, tradicional en la cena del 24 de diciembre, tendría precios bajos. No obstante, la cantidad y calidad fue escasa, por lo que llegó a 50 pesos (unos dos dólares) la libra de bistec en el mercado libre, cuando el salario medio mensual es de unos 25 dólares.
El desabastecimiento llegó incluso a las caras tiendas de venta en divisas. Todo el año faltaron medicamentos esenciales, entre ellos para la diabetes, el corazón y la presión, porque no se importaron a tiempo los de manufactura extranjera, ni las materias primas para la elaboración nacional. En Cuba la aspirina ha estado rigurosamente racionada desde hace años. En las farmacias de venta en divisas tampoco se pudo adquirir esos productos.
Sin embargo, el gobierno hizo su versión moderna del circo romano, anunciando con gran fanfarria una supuesta apertura: el Wifi. La nueva forma de engañar al mundo y bajar la presión social fue la conexión precaria en 50 zonas repartidas por todo el país, donde personas de diversas edades, emocionadas han podido ver y hablar con familiares y amigos en Miami y otros puntos del orbe. En las aceras, parques y frente a los hoteles, por primera vez se permitieron aglomeraciones, eso sí, bien controladas. Además se recaudó mucha divisa. Como un gran logro de la Internet cubana, la empresa ETECSA anunció que abrirán nuevas zonas de Wifi en 2016… pero los hogares continuarán sin conectividad.
El presidente Raúl Castro, probablemente informado del disgusto popular, dijo en el Consejo de Ministros del 18 de diciembre que hay que enfrentar los problemas donde quiera que estén. “Hay que ir hasta allí, hay que conversar, no se le puede dejar terreno al derrotismo”, según reportaron los medios.
Más que nunca, los cubanos avizoran la libertad y el progreso en Estados Unidos, mientras el gobierno de Cuba fomenta una crisis migratoria en Centroamérica, aprovechando los intentos de modificar la política estadounidense al respecto por parte de algunos legisladores. En tanto, se volvió a restringir el permiso de salida a los médicos, no se implementan cambios que estimulen la labor productiva industrial y agrícola, no se libera el trabajo por cuenta propia para que coadyuve al empleo creativo, remunerado adecuadamente, creador de riqueza para toda la sociedad, no se logran las multimillonarias inversiones extranjeras, no se permite la implementación de las medidas del presidente norteamericano, beneficiosas al cubano de a pie, y continúa la represión.
Simultáneamente, el gobierno incrementó “el trabajo ideológico” y la propaganda para contrarrestar el espontáneo despliegue de la bandera de las estrellas y las barras, que aparecen por todas parte. No obstante, si Barack Obama no modificara la actual política migratoria y lograra que sus medidas lleguen a la población, sería acogido con un júbilo nunca antes demostrado a visitante alguno en Cuba y podría aumentar el empoderamiento de la población.