LA HABANA, Cuba.- Urgidos de obtener al menos dos victorias que le devuelvan de lleno a la discusión por el título nacional, la selección de béisbol de Pinar del Río llegó al tercer juego en su terreno con el apoyo de más de 30 mil aficionados, que vistieron el tradicional color verde de su equipo.
Las puertas del estadio fueron abiertas a las 12 p.m. de este domingo para un juego que comenzaba a las cinco, pera a las dos de la tarde las autoridades tuvieron que cerrar por capacidad el Capitán San Luis, cuartel general de los Vegueros, como históricamente se le conoce a las novenas vueltabajeras, o del ‘tsunami’, como insisten los fanáticos locales en reconocer a los suyos.
“Se han vendido papeletas por encima de la capacidad real, tratamos de que la mayor cantidad posible de personas pudieran disfrutar del juego”, comentó un trabajador del estadio que se identificó como Lugo Serrano.
Con la serie final dos a cero a favor de los actuales campeones nacionales, los Tigres de Ciego de Ávila, cientos de simpatizantes pinareños en Artemisa y La Habana viajaron a la más occidental de las provincias cubanas en camiones particulares y en ómnibus estatales, según reportaron asistentes de esos territorios.
“Son los más grandes de Cuba, van perdiendo por buena diferencia y ‘te viran la tortilla’ al revés”, comentó Eduardo Martínez, joven aficionado que se trasladó desde la ciudad de Artemisa para “gritar en la grada y darle fuerzas al equipo de mis amores (Pinar del Río). Valen la pena los 80 pesos que tuve que dar para venir en la guagua hasta aquí”.
Debido a que el estadio solo admite una concurrencia de 30 mil personas, muchos de los que asistieron desde otras provincias tuvieron que colocarse tras la cerca del jardín izquierdo, sobre un montículo de tierra que permite ver hacia el terreno de juego. De estos grupos, únicamente los pertenecientes a peñas deportivas tuvieron segura la entrada.
En la comitiva del visitante viajaron dos peñas deportivas y la conga musical de Punta Alegre, de Ciego de Ávila.
Más de un centenar de agentes policiales y de tropas élites del Ministerio del Interior garantizaron la cobertura de seguridad en el espectáculo deportivo.
Los agentes se concentraron en prohibir a los aficionados la ingestión de bebidas alcohólicas, los cánticos ofensivos contra los jugadores avileños y el cuerpo de árbitros, e intervinieron en varios enfrentamientos vividos entre seguidores de ambos bandos.
Cerca de las siete de la noche, pasado el quinto inning y perdiendo seis por cero los locales, una importante masa de aficionados comenzó a abandonar el estadio.
“Mañana es otro día, y regresaremos, no perdemos las esperanzas”, dijo Amanda, una seguidora pinareña que se marchaba cabizbaja.
Finalmente el partido fue ganado por los vigentes campeones, quienes se ponen a un paso de revalidar la corona, algo que hasta ahora nada más han logrado los llamados ‘cuatro grandes’ de la pelota cubana: Pinar del Río, Industriales, Villa Clara y Santiago de Cuba.
A las ocho de la noche de este lunes volverán a jugar los dos finalistas. Pinar tendrá que hilvanar una racha de cuatro éxitos si quiere alzarse con el trofeo e igualar con la capital como las dos provincias más ganadoras de títulos nacionales, con 17.
Incidencias en el partido y rumores entre aficionados
Sacado el out 27 del tercer juego de la serie final por el campeonato nacional de béisbol, una brigada policial saltó a la grama del terreno del Estadio Capitán San Luis para proteger al umpire Amaury Casañas de la ira de los aficionados locales.
Casañas, juez principal del encuentro, salió de la instalación deportiva en medio de un cordón de agentes del orden que, según el lanzador de los Vegueros pinareños Irandi Castro, le trasladaron de inmediato al Hotel Pinar del Río, sitio donde se alojan las delegaciones de ambos equipos y que cuenta con un dispositivo de seguridad para impedir el paso de los fanáticos.
A juicio de varios espectadores, la barra local la emprendió con el árbitro porque considera que el actuante perjudicó a la representación de casa con las decisiones que tomó sobre algunas jugadas que resultaron claves en el desenlace del partido.
Dayán Chirino, uno de los asistentes, expresó que “este juego no lo ganaron y perdieron los atletas, lo decidió Casañas que parece hoy tenía puestos al revés los espejuelos. Ojalá alguien le raje la cabeza”.
Otro hecho que aumentó las tensiones sucedió en la banca pinareña, cuando el antesalista Donald Duarte golpeó al segunda base Andy Sarduy, refuerzo proveniente de Villa Clara.
Según Castro, es el segundo pleito en una semana entre ambos jugadores. La dirección del equipo se había reunido con Sarduy horas antes del partido, para esclarecer las circunstancias que llevaron a varios jugadores pinareños a acusarle de vender las señas del pitcheo a los bateadores villaclareños que refuerzan a los Tigres de ciego de Ávila.
“Donald le fue para arriba (se peleó con Sarduy) porque lo sorprendió dándole las señas a Borrero (refuerzo de Villa Clara en el equipo de Ciego de Ávila). Sarduy lo negó, pero casualmente en ese turno Borrero dio un buen hit, estaba bateando avisado. Tuvimos que meternos y quitárselo porque si no Donald lo mata”, señaló Castro.