GUANTÁNAMO, Cuba.- El 19 de octubre del 2014 moría en el Hospital Provincial de Guantánamo, a los 39 años de edad, Antonio Leyva Tejeda. El hecho provocó dolor e ira en gran parte del pueblo guantanamero debido a las circunstancias en que había ocurrido.
Un año y siete meses después, por su propia voluntad y con evidentes signos de frustración, es la propia madre del fallecido, Aurora Tejeda Rodríguez, quien se presenta ante este corresponsal de CubaNet pidiéndole que divulgue lo que considera una injusticia.
El caso resulta triste por partida doble. Primero, porque Tejeda Rodríguez todavía cree “firmemente” en Fidel y Raúl Castro y en lo que ella sigue llamando revolución; segundo, porque merecía algo más que las frías y escuetas respuestas que ha recibido.
Los hechos
En horas de la madrugada del 12 de octubre del 2014, Antonio Leyva Tejeda regresaba a pie a su casa desde el reparto Santa María, una de las zonas más apartadas de la ciudad.
En el trayecto tuvo un intercambio de palabras con unos jóvenes que caminaban en sentido contrario y bajo los efectos del alcohol. Se enardecieron los ánimos y de pronto Antonio se vio perseguido y golpeado, hasta que intervinieron otras personas que lo socorrieron.
Fue trasladado al hospital provincial, y allí examinado por médicos de guardia que certificaron la presencia de una simple excoriación en el codo de su brazo derecho, algo que no requería asistencia médica.
Luego fue detenido por el policía de guardia y trasladado hacia la unidad municipal de la policía.
Según declaraciones de tres ciudadanos que estaban detenidos en los calabozos y cuyas palabras constan en el expediente investigativo, Antonio pidió reiteradamente a los policías que lo dejaran continuar hacia su casa. Los policías decían que estaba borracho y se burlaban de él. Luego lo golpearon, cuando Antonio desobedeció la orden de que se callara.
Durante ese mismo día, Aurora Tejeda fue cuatro veces a la unidad policial y allí le dijeron que su hijo no estaba allí. Sin embargo, en horas de la madrugada del día 13 de octubre Aurora recibió una llamada desde la estación informándole que su hijo sí estaba allí, y que fuera a buscarlo.
Cuando llegó, la madre vio que su hijo se hallaba inconsciente, desnudo, ensangrentado y con excrementos sobre su cuerpo. Lo llevó para el hospital provincial, donde lo operaron de urgencia.
Antonio falleció seis días después.
Las quejas de Aurora
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Según dijo Aurora a CubaNet y consta en los documentos que mostró, apenas habían transcurrido ocho días de la inhumación de su único hijo cuando ella comenzó a solicitar el esclarecimiento de su muerte.
El 27 de octubre del 2014, presentó una carta en la Asamblea Provincial del Poder Popular. Lo mismo hizo en el comité provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC) y en la Delegación del Ministerio del Interior (MININT).
Según refiere, en las sedes oficiales fue atendida personalmente por el primer secretario del PCC, Dennis Legrá Azahares, y por el delegado del MININT, quienes le aseguraron que su caso se estaba investigando.
Desde noviembre del 2014, la madre de Antonio Leyva comenzó a solicitar reiteradamente al director provincial de Salud Pública una entrevista, algo que le negaron sistemáticamente. Por tal razón tuvo que ir una vez más, en febrero del 2015, hasta el comité provincial del Partido, y por la intervención del funcionario que atiende a la población logró que le concedieran la entrevista para cinco meses después.
Previamente, Aurora había hecho llegar otra queja al funcionario de Salud Pública, enjuiciando la actuación de los médicos que recibieron a su hijo el día 12 de octubre del 2014 en el cuerpo de guardia del hospital y habían dictaminado que se encontraba bien y sin necesidad de atención médica.
Cuando pudo entrevistarse con el mencionado dirigente y con el jefe del departamento de Medicina Legal –doctores Javier Pérez Azahares y Leonardo Vallsyocera–, ambos le aseguraron que el dictamen de la comisión médica penal había determinado que su hijo llegó bien al hospital y fue bien atendido. La mujer afirma que al pedir una copia de dicho dictamen se negaron, aludiendo que la Fiscalía lo había prohibido.
Por su parte, la Fiscalía Militar de Guantánamo archivó un expediente que había iniciado contra varios policías en este caso. Según Aurora, algunos fueron enjuiciados en un tribunal de honor militar, pero del resultado de esta acción a ella no le han dicho nada.
Al final fueron sancionados, a penas privativas de libertad que oscilan entre los veinte y los trece años, como autores de un delito de asesinato, los jóvenes reclutas Yeidier Romero Brooks y Yorgenis Osorio Fernández; así como los civiles Osdelky García Wilson, Roberto García Brooks, Leonardo Castillo Matos y Norleidis Castillo Matos.
Aurora nunca ha estado de acuerdo con esta sentencia del Tribunal Militar de la región Guantánamo y considera que estos jóvenes han sido chivos expiatorios. Así se lo hizo saber al teniente coronel de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) Ernesto Eloy Reyes Delgado, jefe de la Fiscalía Militar de Guantánamo, al general Darío Delgado Cura, Fiscal General de la República, a Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y al general de ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
Muchas preguntas sin respuestas
Según la sentencia número 14 del 19 de marzo del 2015, dictada por la Sala de Justicia del Tribunal Militar de la Región Guantánamo, los jóvenes sancionados como autores del asesinato del hijo de Aurora le causaron tres fracturas craneales y numerosas lesiones corporales.
Sin embargo, con toda lógica Aurora se pregunta que, si fueron los jóvenes sancionados quienes provocaron las lesiones mortales a su hijo, ¿cómo éste llegó caminando hasta el cuerpo de guardia del hospital? Y si llegó con esas lesiones, ¿por qué no lo ingresaron? Así también se cuestiona por qué la comisión médica penal dictaminó otra cosa; o por qué, según le dijeron en la Dirección Provincial de Salud Pública, la Fiscalía prohibió que le entregaran copia del dictamen médico inicial.
Pero hay más: Si su hijo fue el agredido, ¿por qué la policía lo detuvo en el hospital? ¿Por qué en la unidad municipal de la policía no registraron su detención? Y, sobre todo, ¿por qué el día 12 de octubre, en cuatro oportunidades, le dijeron que su hijo no estaba detenido allí?
Varios gendarmes declararon durante la investigación que no llevaron al acusado al hospital porque los vehículos de la unidad no tenían combustible. ¿Por qué no pidieron una ambulancia? ¿Por qué no lo trasladaron en un auto particular? ¿Por qué no la llamaron a ella ese mismo día?
Asimismo, ¿por qué, cuando la llamaron en la madrugada del 13 de octubre para que llevara a su hijo al hospital, Antonio estaba desnudo, golpeado, ensangrentado y su cuerpo mezclado con excrementos?
Por otra parte, Aurora no entiende por qué el informe médico forense ofrecido en el acto del juicio oral difiere totalmente de lo que le aseguraron a ella el director provincial de Salud Pública y el jefe del departamento de Medicina Legal.
Además, el Tribunal Militar que llevó el caso se negó a aceptar como testigos a los tres ciudadanos detenidos en la unidad municipal de la PNR, quienes declararon ante el fiscal instructor durante la investigación que Antonio Leyva Tejeda fue golpeado y que se quejaba pidiendo asistencia médica.
Todas esas son las preguntas que se hace esta madre guantanamera y que ninguno de los dirigentes interpelados ha contestado.