LA HABANA, Cuba.- Entre las injusticias más comunes en Cuba, muy pocas veces reflejadas en la prensa oficial, están los atropellos contra los empleados por parte de las administraciones de los centros laborales.
Una de ellas, muy reciente, fue infligida a Ernesto Collado Pedro, vecino de Calle 5ta G número 24010, entre 240 y Río, en Jaimanitas. Collado era hasta hace poco chofer del ómnibus 42, chapa B075835, de la Empresa Base Especial de Campismo Popular. Se encargaba de trasladar las reservaciones de campistas a diferentes puntos de la geografía habanera y de prestar apoyo a los trabajadores del puerto de La Habana.
“El pasado 12 de abril dejé el ómnibus 42 en el parqueo y me llevé las llaves de arranque y del tanque de combustible, porque el 42 había sido parado por kilometraje. En el Departamento de Personal me sacaron las vacaciones que tenía acumuladas, hasta que me reincorporara luego de la inspección técnica. Pero el día 13 se reunieron el administrador Emidgio Zamora y la Jefe de Personal, Moraima Casañola, para acusarme de un faltante de 480 litros de petróleo en el ómnibus”.
Cuenta el afectado que otro chofer de la base, Noel Atucha Barrero, comenzó a trabajar desde ese mismo día con la 42, que estaba recesada. Y con chapa cambiada: ahora tiene la matrícula B064968.
“El día 13 de abril me comunicaron la sanción acordada en la reunión del día 12: cambio de puesto de trabajo para una plaza de menor salario, ayudante de mecánico. No estuve de acuerdo”, cuenta Collado.
“Entonces me dice el director Emidgio que fuera para la casa y no me preocupara, que él resolvía el problema. En los días sucesivos me llamó varias veces por teléfono, para decirme que eso ya lo estaba resolviendo. Así transcurrió un mes y medio y entonces me comunica la Jefe de Personal, Moraima, que por no haberme presentado en el centro laboral al nuevo puesto de trabajo, ni impugnar la sanción, se me aplicaba otra medida: Separación definitiva de la base de transporte”.
Por su parte, el sindicato no hizo nada para defender al empleado. “El Secretario General del sindicato es Juan Eugenio Ariosa y me ha dado la espalda. Algo que no me extraña, porque apoya todas las decisiones de la administración. Ariosa le teme al administrador y a la jefa de Personal, que se dedica a vender plazas de choferes que quedan vacantes luego de aplicarles sanciones arbitrarias”, acusa el afectado.
Al intentar hablar por teléfono con la Base de Transporte para conocer la opinión de la administración, en cuanto conocen que es por el caso de Ernesto Collado desconectan el aparato.
El trabajador afectado realizó el 25 de mayo la impugnación de la segunda sanción con un abogado laboral que le dijo algo parecido a las palabras del administrador: “Ve para la casa, es un proceso largo. Mantendremos el contacto”.
Pero Ernesto Collado ya no confía en la ley. “El administrador Emidgio Zamora vive como un rey en la base. Está en trámites de salida definitiva para Estados Unidos, por reunificación familiar. Sin embargo mira el daño que está haciendo antes de marcharse. Cuando solicité las copias de las hojas de rutas y la entrega de combustible, que son las evidencias que pudieran salvarme, no aparecieron. Se esfumaron. Llevo 45 días desempleado y con una familia que mantener. Me siento amarrado de pies y manos. Enfrentándome a un monstruo de muchas cabezas con todos los poderes en una sola mano”.