LA HABANA, Cuba.- Durante la última entrega de los Premios CUBADISCO generó mucha atención la banda Polaroid, cuyo disco Ágora estuvo entre los nominados en la categoría de “Nueva Trova”. Aunque no se alzó con el lauro, el fonograma -producido por el sello BIS MUSIC- fue presentado la noche del martes 14 de junio, en el teatro Mella, ante un variopinto auditorio compuesto por Miguel Díaz-Canel Bermúdez (Primer Viceministro de los Consejos de Estados y de Ministros), Abel Prieto (Asesor del Presidente Raúl Castro) y Julián González Toledo (Ministro de Cultura), quienes ocuparon sitio entre los mortales para manifestar su beneplácito hacia un segmento de la música cubana que nunca antes había merecido el interés de altos funcionarios del gobierno.
El telón abrió, sin preámbulos, para mostrar en escena a una banda bien acoplada, tocando un espiritoso country-rock que predispuso favorablemente al público. Defensores de la poética neo-trovadoresca interpretada según los códigos de diversos géneros y estilos musicales, el cuarteto integrado por Juan Carlos Suárez, Danilo García, Jenny Díaz y Miguel Díaz, contó con la colaboración del maestro Gastón Joya (contrabajo), los bateristas Oliver Valdés y Rodney Barreto, el guitarrista Emilio Martiní y el percusionista Yaroldi Abreu; instrumentistas experimentados en los predios del jazz.
A la altura de la cuarta canción los jóvenes intérpretes sorprendieron al respetable con una versión electrizante del súper clásico “Somebody to love”, inolvidable en la voz de Freddy Mercury. Tras ese despegue que conectó a varias generaciones, indicador del amplio espectro musical en que se inscribe Polaroid, uno tras otro se sucedieron los temas incluidos en el disco Ágora, apreciable por el sencillo lirismo de sus letras ajenas a rebuscamientos vanos y realzadas con excepcionales arreglos vocales.
Lo fascinante de esta novel agrupación es que ha encontrado el modo de apropiarse de las fórmulas tradicionales del rock sin que sus composiciones parezcan un refrito, algo difícil de lograr para la mayoría de los grupos cubanos de música alternativa. Un oído avisado puede percibir con cuánta sutileza y refinamiento aparecen todo tipo de influencias en el tejido musical de la banda, desde Bob Dylan y Led Zeppelin hasta R.E.M o Radiohead. Los motiva un interés muy distante de pulsar la fibra de la nostalgia para atraer público, o versionar -tal cuales- los temas antológicos del género.
En el apartado textual, es notable el legado de las mejores hornadas de la trova postrevolucionaria, desde los ineludibles iniciadores del movimiento de la Nueva Trova, pasando por la irreverente generación de Los Topos, hasta los creadores que durante los convulsos años de la década de 1990 dieron origen a la canción cubana contemporánea. En este sentido, sobresalen piezas como Aro de Fuego, Solo caminar, Libro, San Cantor -tributo a Santiago Feliú- y la que da título al disco.
El concierto, excelente por el mero hecho de ofrecer al auditorio una música que vale la pena, adquirió mayor empaque con las actuaciones de Alaín Pérez y Kelvis Ochoa; el primero luciendo sus dotes de bajista virtuoso, mientras el carismático trovador hacía gala de su talento como intérprete de la más depurada canción de autor.
Polaroid ha sido una revelación, no solo por el trabajo realizado para este álbum debut con una disquera del patio; sino por demostrar que aún hay jóvenes capaces de impulsar un proyecto artístico sin concesiones a la mediocridad. Su opera prima es un punto a favor de BIS MUSIC, que acaba de incluir en su catálogo a músicos rebosantes de inventiva para marcar la necesaria diferencia.