GUANTÁNAMO, Cuba.- En la Terminal de Ómnibus Nacionales de La Habana se creó hace algún tiempo una agencia de viajes de última hora. La medida ha sido buena y, consecuentemente, bien recibida por el pueblo, pues garantiza la máxima ocupación de los ómnibus.
A pesar del éxito alcanzado y de que han transcurrido aproximadamente tres años de la creación de la agencia, la medida no se ha extendido a otras provincias, lo que favorece que en ocasiones, existiendo capacidades para viajar, éstas sean negadas a los clientes con el objetivo de crear un aumento artificial de la demanda, algo que facilita la venta de esos boletos a sobreprecio en las mismas terminales, a veces hasta más del doble de su precio original.
Pero quizás ninguna área como la de la construcción pueda servir de ejemplo en cuanto a la abundancia de chapucerías, descontroles sobre la ejecución del proceso inversionista y el uso de los materiales constructivos, lo cual provoca el cierre de obras recién inauguradas o reinauguradas –el término está muy de moda– y, por supuesto, eleva los costos.
Guantánamo no es la excepción dentro de este mar de chapucerías y descontroles en el sector de la construcción.
El restaurante Venus, situado en pleno centro de la ciudad, estuvo cerrado durante un año por reparación. Se reabrió el pasado primero de mayo y ese mismo día el horno para la cocción de los alimentos presentó problemas. El periódico Venceremos, órgano oficial del comité provincial del partido dictatorial informó de la situación el pasado seis de mayo en su sección “Instantáneas”. El pasado 15 de junio este corresponsal de CubaNet pasó por el lugar y constató que todavía continuaban las labores de reparación del inmueble a pesar de haberse reinaugurado oficialmente el pasado 1ro de mayo. Esta vez las acciones constructivas estaban dirigidas a solucionar un problema en las redes hidráulicas.
Muchos ciudadanos se preguntan por qué el encargado de supervisar la reconstrucción aceptó que la obra estaba terminada existiendo estas deficiencias. Al parecer, de nuevo primó más el deseo por el barullo que hacen los comunistas cada vez que inauguran una obra en una fecha histórica que la necesidad de que los trabajos fueran ejecutados con calidad. La relatoría de casos semejantes es muy abultada de 1959 hasta hoy.
Otra obra realizada hace menos de dos meses en la avenida Ernesto Che Guevara, una de las más importantes de la ciudad, cuyo objetivo era garantizar un buen drenaje de la zanja del barrio de San Justo, convertida en un peligroso foco de vectores que amenaza la salud de numerosos vecinos, también fue dada por concluida. Unos días después, al pasar una rastra por el lugar el pavimento se hundió y gracias a la pericia del chofer no ocurrió un lamentable accidente. ¿Dónde estaban quienes tenían que controlar para que la obra fuera terminada con calidad? Este corresponsal de CubaNet también constató el pasado 15 de junio que las labores en el mencionado lugar aún continúan.
El propio periódico Venceremos dio cuenta en la misma sección Instantáneas del pasado 10 de junio que la Casa del Jugo, sita en la calle José Martí esquina a Paseo, inaugurada hace menos de seis meses, ha tenido que cerrar en varias ocasiones por falta de un tanque de agua que les permita reservar el líquido y así cumplir con su objetivo.
A escasas tres cuadras del comité provincial del partido único y a menos de dos de la sede del gobierno provincial, se levanta con una lentitud extraordinaria lo que debe ser el nuevo tribunal provincial, obra que comenzó a ejecutarse el 15 de agosto del 2013 y que en modo alguno tiene una complejidad que justifique la demora que acusa en su ejecución.
Y en pleno centro de la ciudad el cine América permanece cerrado por reconstrucción desde hace ya cinco años sin que se avizore cuándo va a terminar la ejecución del proyecto.
Los ejemplos mencionados demuestran cómo las chapucerías en la ejecución de obras sociales y el descontrol sobre los materiales destinados a ellas siguen obstaculizando la conformación de la disciplina técnica y laboral que se supone debe ser concomitante con el socialismo próspero y sostenible del que tanto hablan los jerarcas del castrismo.
La prensa oficialista no ha informado acerca de si se ha incoado algún expediente disciplinario contra alguno de los dirigentes encargados de controlar la ejecución de estas obras.
Mientras tanto Liborio sigue cargando con las responsabilidades e incompetencias de esa gente. Es el mismo Liborio que trabaja en silencio por un magro salario y paga los viajes de Antonio Soto Castro del Valle por Europa, los suntuosos caprichos de la rancia aristocracia castrista y la manipulación que hacen de nuestra realidad sus testaferros.