LA HABANA, Cuba.- El Banco Financiero Internacional S.A. (BFI), uno de los organismos bancarios más importantes del gobierno cubano, ha pasado a ser gestionado por GAESA, el grupo empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), según confirmaron a Cubanet fuentes de ambas instituciones.
En medio de gran secretismo, sin anuncios en los medios de prensa ni publicaciones de los cambios en La Gaceta Oficial del Ministerio de Justicia, el BFI ha dejado de ser parte del sistema del Banco Nacional de Cuba y del Ministerio de Finanzas, e incluso para los puestos de dirección más importantes han sido designados oficiales de las FAR, pertenecientes a la dirección económica del grupo militar.
Los cambios internos en el BFI no solo han sido de tipo representativo sino que han afectado su funcionamiento interno, para adaptarlo a los métodos de control implementados en las empresas militares, algo que no ha sido del agrado de los trabajadores civiles que fueron afectados por diversas prohibiciones que abarcan desde la supresión de los festejos y estímulos materiales por el Día del Trabajador Bancario hasta la imposibilidad de acceder a cargos reservados exclusivamente a personal militar o avalado por este.
Un alud de auditorías internas y revisión de los estados de las cuentas ha mantenido ocupados a los nuevos directivos del banco, mientras el personal civil es mantenido al margen de los acontecimientos, a la espera de cambios aun no anunciados.
Pudiera sospecharse que el reciente escándalo de los llamados Panama Papers, que involucra a empresas establecidas por Cuba en el país istmeño haya influido en la intervención del BFI por las fuerzas armadas cubanas.
El BFI opera casi la totalidad de las transacciones de las empresas y personas jurídicas extranjeras que comercian con Cuba y mantiene aún en activo cuentas de empresas y empresarios que han sido expulsados de la isla en años anteriores como, por ejemplo, las del valenciano Vicente Blasco Amado y la firma Blafer International S.A., que fuera constituida en Panamá a finales de los años 90.
Blafer Internacional S.A. sobrevendía autos y motores de los rastros españoles a las empresas CIMEX y CUBALSE, mediante venta en consignación con la estatal cubana Transimport. En 2007, destapados los negocios fraudulentos, el gobierno cubano canceló el contrato entre Blafer International y Transimport y expulsó a Blasco Amado, no obstante, las cuentas de sus empresas con base en Panamá se mantienen en activo en el Banco Financiero Internacional.