LA HABANA, Cuba.- El registro de una marca, emblema, logotipo o cualquier otro elemento que identifique a un negocio privado resulta un instrumento de gran importancia para la protección jurídica de los empresarios y el crecimiento económico de sus negocios. Este proceso en Cuba resulta complejo de realizar.
Una actividad de casi dos siglos
Registrar nombres y lemas comerciales no es nada nuevo en la isla, existe desde hace tiempo. En Cuba este proceso comenzó a establecerse el 27 de marzo de 1826 mediante un Decreto Real que estipulaba las reglas para la concesión de privilegios de invención e introducción de mejoras sobre la base de la primera Ley de Patentes, promulgada en España en 1820, lo cual constituye el primer instrumento jurídico relativo a la Propiedad Industrial en Cuba, según señala la Msc. Sucet Beoto Ramos, en su investigación Antecedentes de la protección de invenciones.
En 1904, la Mayor de las Antillas se unió al Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial (1891), lo que significó un hecho relevante porque por primera vez la Isla se abría al mundo para la práctica de esta materia.
A partir de 1959 muchos avances de la etapa anterior fueron frenados por las modificaciones que tuvo el Decreto-Ley número 805 del 4 de abril de 1936, con los nuevos decretos promulgados por el gobierno comunista (Ley 618, 914, 1088, 1115 y 1217).
Sin embargo, por la necesidad que exigían los nuevos tiempos, matizados por una apertura necesaria del sector privado cubano, durante el Periodo Especial, se hizo urgente crear un sistema más efectivo para el registro de la propiedad industrial, mediante la promulgación del Decreto-Ley número 160, del 9 de junio de 1995, posteriormente arreglado con el 203, en 1999, mecanismo que se mantiene en la actualidad.
Un engorroso proceso legal de nuestros tiempos
Yeney Acea Valdés, profesora de derecho en la Universidad de la Habana, señaló en una investigación titulada Procedimiento de registro de marcas en Cuba, que el Decreto ley 203, goza de importantes avances en relación con sus predecesores, entre los que vale destacar “la diferenciación entre las prohibiciones relativas y absolutas, la introducción de la conciliación como método alternativo de solución de conflictos durante el procedimiento de registro, las medidas provisionales a solicitar al tribunal en caso de infracción de los derechos conferidos, las medidas especiales en frontera, entre otras que sin lugar a dudas lo colocan entre los más progresistas dentro del ordenamiento jurídico cubano referente a la materia”.
Sin embargo, en lo referido al tiempo, los engorrosos trámites, y a las quejas por parte de los propietarios, estos procedimientos resultan bien complejos de entender y de asimilar por los cubanos.
Existen muchos emprendedores en la Isla que han ejecutado dichas acciones para promover sus dimensiones económicas dentro del mercado nacional e internacional, pero la gran mayoría de los cuentapropistas ignoran el procedimiento a seguir, por lo difícil que resulta en muchos casos.
El organismo encargado de llevar a cabo todo este proceso, tanto para personas naturales y jurídicas, nacionales y extranjeras, es la Oficina Cubana de la Propiedad Industrial (OCPI), y el precio de los trámites oscila entre 300 pesos según el tipo de gestión legal y puede llegar hasta los 1800 pesos.
Cuando un ciudadano hace una solicitud ante la OCPI tiene que esperar hasta 180 días para la realización del examen formal, que consiste en la simple tarea de revisar los documentos para la realización del examen sustantivo (incluidos los datos personales del solicitante). Este es el primero de una serie de pasos a realizar para el registro de cualquier marca en la Isla y se puede extender hasta por más de 1 año cuando el trámite no presenta contratiempos.
Todo este registro tiene una validez de 10 años, pero puede ser renovado pagando la cuota establecida.
Ilegalidades, un tema recurrente
Una vez inscrito el logo o marca de la empresa interesada, nadie puede hacer uso de esta sin la debida autorización del dueño que la registró. Esto sirve tanto para pequeños empresarios como para las grandes corporaciones internacionales, por lo que la utilización ilegal de sus logotipos es una grave violación de la propiedad industrial.
A pesar de ello y por desconocimiento de muchos cuentapropistas cubanos, cada día se ven con mayor frecuencia tales infracciones, desde la utilización del icono de las marcas Android y Apple en los talleres donde arreglan celulares hasta del nombre de las cafeterías que evocan a reconocidos centros comerciales.
A finales del 2015 se conoció que una pequeña cafetería ubicada en la provincia de Camagüey, cuyos dueños desconocían sobre la existencia de una oficina en Cuba encargada de la propiedad industrial, había sido visitada por un abogado de la multinacional McDonald’s, por la utilización del nombre de esta empresa en dicho local gastronómico. Este hecho no tuvo mayores consecuencias pues los dueños del espacio accedieron, sin objeciones, a dejar de utilizar el nombre de McDonald’s.
La secretaria de Comercio de Estados Unidos, Penny Pritzker, refiriéndose al uso ilegal de marcas en la isla caribeña, dijo que este no era uno de los temas abordados con las autoridades cubanas durante las últimas visitas de los funcionarios estadounidenses a Cuba, pero agregó que el mismo está en la agenda para conversaciones futuras, según informó el diario The Washington Post, en un artículo sobre estas ilegalidades en Cuba, publicado el pasado año.
En la actualidad existen numerosas empresas internacionales que ofrecen ya servicios de asesoramiento, gestión y diseño de marcas industriales para emprendedores cubanos, tal es el caso de la empresa NeoTheK Cuba. Por otro lado, el sector estatal del diseño cubano, coordinado por la Oficina Nacional de Diseño Industrial (ONDI), por la falta de una oficina central, actualmente en construcción, no ha podido ejecutar dichos servicios para este sector. Pero a pesar de ello muchos diseñadores y especialistas en marketing dentro de la Isla realizan de forma independiente este tipo de trabajos, lo que ha contribuido a que algunos emprendedores tengan un lugar destacado en el comercio con sus nombres y logotipos.
Sin dudas, la forma más eficaz de proteger la propiedad industrial es el registro de marcas, lo que asegura la durabilidad, estabilidad y el posicionamiento en el mercado de un producto. En Cuba todavía existen muchos tabúes en cuanto al tema por el desconocimiento general del sector emprendedor en la Isla y los exigentes y morosos procedimientos para el registro. Un sistema legal más eficiente para los cubanos, es una nueva urgencia que tiene el sector privado para su crecimiento económico, que a finales de marzo contaba con más de medio millón de personas inscritas como cuentapropistas. Esto refleja su crecimiento a pesar de las trabas que la naturaleza misma del sistema socialista impone sobre el desarrollo económico de la nación.