GUANTÁNAMO, Cuba.- Ayer jueves 11 de agosto comenzó el carnaval guantanamero, que se extenderá hasta el próximo domingo 14.
Aunque la inauguración oficial ocurrió a las diez de la noche en la plaza Pedro Agustín Pérez, las actividades comenzaron el pasado domingo 7 de agosto con la celebración del carnaval infantil. Hoy viernes 12 y el domingo 14 serán los paseos de carrozas y comparsas que esta vez se realizarán en la calle Paseo, desde Carlos Manuel hasta Oriente.
Según informó el periódico Venceremos, órgano oficial del comité provincial del Partido Comunista en el territorio en su edición del pasado viernes 5, funcionarán 21 reservados y 13 áreas bailables —menos que otros años— y han sido invitadas orquestas nacionales como “Pupy y los que Son Son”, “Los Ángeles”, “El chispa y sus cómplices” y otras de la provincia.
Como tantas cosas por estos días el carnaval guantanamero también ha sido dedicado al 90 aniversario del nacimiento del señor Fidel Castro Ruz, algo que muchísimos cubanos desean que acabe de pasar debido a la cansina reiteración de los medios sobre el acontecimiento.
¿Feria o carnaval?
En sus inicios y hasta bien entrada la década de los años sesenta del pasado siglo el carnaval fue una auténtica fiesta popular donde la espontaneidad de los ciudadanos tenía una posición relevante.
Pero los comunistas, tan proclives a controlarlo todo, hirieron mortalmente el carnaval al ponerlo bajo el control del gobierno y prohibir todo lo que había sido efectivo y gozaba del beneplácito ciudadano como los disfraces, la elección de la reina del carnaval y sus luceros y las sanas competencias de comparsas y congas bullangueras de los barrios. Ahora los carnavales se han convertido en ferias gastronómicas y comerciales desmesuradas donde la poca higiene en la elaboración de los alimentos, el mal gusto en la construcción de los quioscos y carrozas —también presente en la gran mayoría de los productos de plástico que se comercializan— son evidentes.
El carnaval de Guantánamo es hoy —como en casi toda Cuba— un verdadero circo para que el pueblo se embriague con bebidas de baja calidad. El pan y el circo —lo descubrieron los romanos— es indispensable para que se olviden los problemas. Eso lo sabe muy bien el castrismo.
La peste a orine, la bulla, las malas palabras, la violencia y las malversaciones permean al carnaval guantanamero. Por eso no asombra a nadie la gran cantidad de policías y miembros del Ministerio del Interior vestidos de uniforme o de civil que toman las calles y se apostan en las esquinas, aunque muchos agradecen la desmesurada presencia militar en las fiestas teniendo en cuenta que en sólo un mes han ocurrido en Guantánamo más de diez muertes violentas, algunas de ellas en las áreas del carnaval que funcionan desde el pasado domingo.
El nomadismo festivo
Desde hace unos diez años muchos de los trabajadores privados que participan en el carnaval de Guantánamo proceden de otras provincias del país. Algunos se trasladan a la ciudad hasta una semana antes de que comiencen las fiestas.
Uno de estos nómadas festivos es un camagüeyano que me pidió que no revelara su identidad. Molesto debido a que no había podido iniciar la venta de su mercancía en el quiosco que había montado en la calle Carlos Manuel de Céspedes, Ángel, que así lo llamaré, me dijo que en estos carnavales las autoridades del gobierno dispusieron que hay que obtener diariamente un permiso para poder trabajar en el área del carnaval y que su hermano estaba en la cola desde las dos de la tarde y aún no había obtenido el documento.
“Imagínate, ya son las seis de la tarde y no hemos vendido nada pero aun así tenemos que pagar un impuesto por el quiosco y por los resultados de la venta y, además, pagarle a la señora que nos ha alquilado un cuarto de su casa. ¿Por qué no extienden un permiso para los tres días del carnaval y nos evitan esa pérdida de tiempo diaria?”
Como muchos otros trabajadores privados que asisten a estos carnavales, Ángel me dijo que asiste a cuanta fiesta crea que le va a aportar beneficios económicos. Alrededor de las siete de la noche esos nómadas, procedentes hasta de Villa Clara, continuaban arribando a la ciudad del Guaso. Así lo comprobó CubaNet en la calle Carlos Manuel de Céspedes y la Avenida Camilo Cienfuegos.
Esto beneficia a algunos de los propietarios de viviendas que residen en la zona céntrica de la ciudad pues, además de los cuartos, también alquilan los portales y hasta los baños mientras duran las fiestas.
Pero otros vecinos en mejor posición económica ponen el grito en el cielo cada vez que se acercan los carnavales debido a los niveles de ruido, la peste y las indisciplinas sociales. Para estos la vida se vuelve realmente insoportable mientras duran las fiestas y a veces hasta más allá pues hay reservados y quioscos que continúan brindando servicios hasta el fin de agosto.