LA HABANA, Cuba, agosto, 173.203.82.38 -Desde la excarcelación de los últimos prisioneros políticos de la oleada represiva conocida como Primavera Negra del 2003, los corresponsales extranjeros acreditados en Cuba se aferran al mítico número doce al referirse a quienes rechazaron el destierro y quedaron en la isla, lo cual es una verdad a medias.
Permanecían 52 de aquellos 75 condenados mediante la aplicación de la la Ley Mordaza cuando el régimen decidió abrir las rejas para blanquear su imagen exterior tras la muerte del huelguista Orlando Zapata Tamayo y el deterioro físico de otro huelguista –el periodista independiente Guillermo Fariñas Hernández-, íconos de resistencia cívica.
De los 53 que salieron anteriormente, casi todos bajo el eufemismo de licencia extrapenal, quedaron en la isla del 2004 al 2006 los periodistas independientes Jorge Olivera Castillo y Oscar Espinosa Chepe, la asambleísta Martha B. Roque Cabello, el político liberal Héctor Palacios Ruiz y Marcelo López Bañobre. Entre quienes marcharon de la cárcel al exilio en ese período figuran los poetas Raúl Rivero y Manuel Vázquez Portal.
En el 2010 hubo 12 que dijeron no al destierro, 12 de 52 prisioneros que esperaron en prisión pese a la presión del régimen, las gestiones mediadoras del Arzobispado de La Habana y las facilidades ofrecidas por el gobierno español, devenido en mampara de los Castro ante la Comunidad Europea.
Entre los doce que apostaron por vivir en su país en vez de buscar la libertad bajo otra bandera figuran Feliz Navarro, Iván Hernández Carrillo, Arnaldo Ramos Lauzurique, Oscar Elías Bicet, Eduardo Díaz Freitas, Librado Linares, José D. Ferrer García, Guido Sigler Amaya, cuyo hermano recibe tratamiento en los Estados Unidos; Diosdado González Marrero, Pedro Arguelles Morán, Héctor Maceda Gutiérrez y Ángel Moya Acosta.
La admiración desatada por estos doce héroes de la resistencia cívica es continuidad de la posición asumida por los cinco ex prisioneros liberados por razones de salud entre el 2004 y el 2006. Todos permanecen en la isla bajo control de la policía política. Todos merecen respeto y cariño como el resto de los 58 que marcharon al extranjero por decisión propia, presión familiar o imposición estatal.
En la cábala y en la mitología histórica el 12 es un número mítico. Doce fueron las tribus originarias de Israel, la Tierra Prometida de la antigüedad. Doce apóstoles acompañaron a Jesucristo en la última cena. Doce independentistas quedaron con vida junto al Padre de la Patria –Carlos Manuel de Céspedes- tras el ataque al poblado de Yara, el 10 de octubre de 1868. Y doce expedicionarios se reunieron con Fidel Castro en un caserío de la Sierra Maestra después del fallido desembarco del yate Granma, el 2 de diciembre de 1956.
Muy bien el 12, pero por favor, no más manipulación. No son 12, si no 17, los prisioneros excarcelados de aquella Primavera Negra que permanecen en Cuba. Existen, además, otros luchadores en las cárceles –y en las calles- que cumplen o cumplieron condenas por exigir las libertades secuestradas por los “libertadores de la Patria”.