LA HABANA, Cuba.- Con puntualidad británica —siempre agradecida por el público asistente— inició en el Museo de Arte Cubano otra noche de desfiles en el marco del evento Arte y Moda, en su décima edición. Desde el jueves 10 acontece la exhibición de más de veinte trajes con sus accesorios, inspirados en obras de la colección permanente del museo, o de artistas contemporáneos cuyas piezas son demasiado revolucionarias para ser recluidas bajo techo.
La velada contó con la grata presencia de la cantante Luna Manzanares, quien amenizó los intermezzos con un selecto repertorio doblado en su hermosa voz. A excepción de los deseos de escucharla en vivo, el resto salió mejor de lo esperado.
El título de “Colección Remixed” dio cabida a una muestra de algunos de los mejores atuendos lucidos en entregas anteriores, muy ilustrativos de lo que puede alcanzar la creatividad, inventiva y sensibilidad de los diseñadores cubanos. Obras pictóricas —figurativas y abstractas—, grabados, instalaciones e incluso orfebrería, constituyeron la fuente primaria de fabulosos diseños que fueron realzados por modelos experimentadas o novicias, de singular belleza y, la mayoría, soberbias en su empaque criollo, que contrasta con el paradigma famélico de las pasarelas internacionales.
La altisonante presentación musical dio paso a un joven enorme, con un atuendo inspirado en la obra “Nantuc”, del insigne orfebre José Carlos Rafart. La prenda, ideada por Otto Chaviano, ha sido una de las más logradas al momento de combinar el rigor estético de la pieza original y la adaptabilidad del diseño al cuerpo del modelo.
Otro tanto podría decirse del conjunto creado por la diseñadora Jacqueline Fumero, a partir de una de las pinturas más enigmáticas de Leopoldo Romañach: “La promesa”. Un cuadro que guarda historias o las provoca. La callada presencia de la mujer retratada por Romañach como en éxtasis religioso o luctuoso, genera un sobrecogimiento que la modelo supo captar muy bien y combinar con cierta sensualidad de virgen martirizada.
Una pintura de gran formato, ubicada en la sala de las vanguardias artísticas, sorprende a los visitantes por su silenciosa presencia, que contrasta con el barroquismo de su vecino, René Portocarrero. El óleo en cuestión, que lleva por título “Figura de dama”, muestra a una señora tan altiva como voluptuosa es la inquietud que genera en los observadores. Con sus atributos casi exactos —salvo los llamativos colores y el osado escote— el diseñador Mario Freixas concibió un vestido de corte más ajustado, regio para la silueta de una de las modelos más llamativas sobre la pasarela, aunque maquillada con una severidad innecesaria.
Todos los diseños presentados ameritan figurar en el catálogo de lo mejor de Arte y Moda. El desfile en general constituyó una oda al ingenio, la espontaneidad y la capacidad de recrear con la mayor plasticidad posible, la pluralidad de estilos que hacen de las salas del Museo de Arte Cubano una visita obligada.
Hubo diseños tan artísticamente planteados que dieron vida al original plástico, como fue el caso de “La coqueta”, del pintor Agustín Bejarano. Otros apostaron por la representación, añadiendo a las peculiaridades del vestuario la dramatización en escena —obra “Relación”, de Kcho—, más allá del andar exhibicionista propio del modelaje.
Las pinturas menos prolijas en color, y las más complejas por hallarse a medio camino entre figuración y abstracción, fueron la base para atrevidos diseños, creados con materiales y tejidos diversos. Tratándose de arte y moda, la mayoría de las piezas no fueron pensadas de acuerdo a las normas del vestir convencional; pero otras causarían sensación en cualquier contexto.
El atractivo conjunto ideado por el diseñador Oscar de la Portilla sobre el cuadro “Mujeres con peces”, de Cundo Bermúdez, fue defendido por la modelo y bailarina Brenda Estrada (Premio Miss Eco Fitness), quien subió a escena explosiva, desplegando su encanto personal y dejando a los asistentes fascinados con una capa —prenda casi en desuso— convertible en bolso de mano, desenfadado, chic, trendy y hippie. Uno de los momentos más glamorosos de la velada.
Arte y Moda es un evento vivo desde 2003, que ha generado una necesaria y y exitosa relación entre profesionales de la escena y las artes visuales. Michel Rego —maquillista y uno de sus fundadores— comentó a CubaNet: “Este proyecto nos permite enriquecer nuestro trabajo, intercambiar ideas tanto con los diseñadores como con los artistas contemporáneos. Es un trabajo de todos”.
La edición en curso es una recapitulación del quehacer realizado durante 16 años. Nuevos autores han emergido en los predios del arte cubano y otros, no tan nuevos, ostentan una interesante producción que podrían convertirse en extraordinarios diseños. Tras el repaso de lo que ha sido un período creativo, se impone la renovación; así que cabe esperar sorpresas para próximas ediciones.