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GUANTÁNAMO, Cuba.- Newton Briones Montoto es un historiador cubano que ha investigado con profundidad la etapa republicana comprendida entre 1930 y 1952.
De sus investigaciones surgió la trilogía conformada por los libros “Aquella decisión callada”, “Acción directa” y “General regreso”, publicados en 1998, 1999 y 2005 respectivamente.
Una de las mayores satisfacciones que puede tener un escritor es saber que sus libros se venden. En tal sentido Briones Montoto puede estar satisfecho. Junto con él, otros historiadores oficialistas han investigado sobre la etapa republicana, mostrando al lector todos los pormenores de los hechos e informando objetivamente sobre figuras que dejaron un trazo indeleble en ella, pero que la maniquea enseñanza de la historia patria posterior a 1959 siempre nos presenta reforzando sus luces o sombras según los intereses del castrismo. El lector podrá imaginar el desconocimiento que tienen muchos estudiantes y cubanos en general sobre aquella etapa y la manipulación que se ejerce sobre ella.
Recientemente la revista Espacio Laical publicó en su número 2 del 2016 un interesante artículo de Briones Montoto titulado “La muerte de Jesús Menéndez: una historia mal contada”, donde además de ofrecer una versión bien distinta de la que el oficialismo mantiene sobre el suceso, realiza agudos análisis sobre los métodos de lucha utilizados por el Partido Socialista Popular (PSP),métodos que, por su marcada violencia, en nada lo alejaron de los grupos gansteriles que abundaban en la Cuba de entonces.
A quienes vivimos acá no nos extraña que el más mínimo de los cuestionamientos al oficialismo —aunque proceda de sus propias filas— tenga una “enérgica y revolucionaria respuesta”, basada más en exaltaciones patrioteras que en objetividades, como en este caso exige la ciencia.
En sus ediciones correspondientes a los lunes 13 y 20 de febrero pasados, el periódico Trabajadores ha publicado en dos partes el artículo “A propósito de una historia mal contada”, de la señora Angelina Rojas Blaquier, de quien desconozco si es una historiadora, una académica, una periodista, una funcionaria del partido u otras de sus correveidiles, pues nada se advierte al respecto. La autora arremete contra Briones y su artículo, pero, en mi opinión, sin refutar convincentemente las afirmaciones de éste. La pregunta que me hago es: ¿Trabajadores permitirá a Briones Montoto responder a este ataque?
Sospecho que más que la versión ofrecida por Briones Montoto sobre la muerte del líder obrero, lo que más ha molestado a la cúpula ideológica del castrismo —que obviamente fue la que encomendó la respuesta al artículo del historiador salido del tiesto— han sido las informaciones colaterales que Montoto ofreció sobre los métodos del “inmaculado” PSP, autor, entre otros crímenes, de la muerte del líder Sandalio Junco.
Lejos de dedicarse a un análisis exhaustivo de las pruebas y refutarlas científicamente —sobre todo la pericial de criminalística— la señora Rojas Blaquier le endilga a Montoto el calificativo de defensor del capitán Casillas Lumpuy, y además, autor de un artículo falso. También lo acusa de pertenecer a la corriente que —según ella—, desea “desmontar nuestra historia, despojar al pueblo de valores patrióticos y revolucionarios y destruir la imagen de nuestros próceres y principales luchadores sociales”. De ahí al sambenito de “enemigo del pueblo” y a un juicio sumario por traición en la Unión de Historiadores de Cuba hay solo un paso.
No creo que Briones Montoto haya escrito ese artículo festinadamente, mucho menos teniendo en cuenta la magnitud de los hechos y de la figura de Jesús Menéndez en la historia del movimiento obrero y político de la Cuba republicana. Que su intención no fue otra que provocar un debate respetuoso se colige de sus propias palabras al inicio del artículo: “Al no encajar en la versión que históricamente se ha impuesto, sé de antemano lo polémico de este artículo. No frunzo el ceño porque otros tengan una opinión diferente de la mía. El que no piense como yo no es mi enemigo. Aunque claro está, reservo mis respetos al oponente capaz de demostrar con evidencias lo contrario. Y si tiene razón, al final será la historia de Cuba la que saldrá ganando”. Es evidente que la señora Rojas Blaquier no se rige por esta misma norma de pensamiento.
Como amante de la historia desearía que Briones Montoto respondiera a la señora Rojas Blaquier. Como defensor de la transparencia me gustaría que tuviera la oportunidad de hacerlo en las páginas del periódico Trabajadores y no en Espacio Laical, una publicación a la que ni siquiera los católicos del interior del país tenemos un fácil acceso. Pero en un país donde los periódicos legales publican siempre lo que conviene al oficialismo y silencia los alegatos de la otra parte mis deseos son como papalotes sin cordel.
De cualquier forma este hecho sirve para demostrar, una vez más, en qué estado se encuentra el debate sobre temas medulares de la historia y la sociedad en nuestro país y como la tan cacareada igualdad y tolerancia son sólo frases, incluso, dentro del oficialismo, porque en un debate científico sobran los ataques personales y las exégesis ideológicas.